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El Deseado de Todas las Gentes
la vida del mundo. Unidos, vienen a ser un veneno mortífero, tanto
para el cuerpo político como para el cuerpo eclesiástico. De una
unión tal, brotan las grandes bestias apocalípticas, que desgarran
cruelmente y aplastan despiadadamente la vida de todos los que se
les oponen. Véase
Daniel 7
y
Apocalipsis 12, 13 y 17
.
La “bestia” de
Apocalipsis 13:1-10
es un símbolo de este poder
a través de los siglos, que ha existido bajo diversas formas, simboli-
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zadas por las siete cabezas. Bajo la cabeza dominante del período
presentado en
Apocalipsis 13:1-10
, la bestia representa el papado.
Ejerció el poder perseguidor durante 1.260 años, al fin de los cuales
nos es representada como yendo en cautiverio. Lo que hizo de ella
un poder perseguidor fué la unión de la iglesia con el estado. La
Edad Media atestigua sus funestos efectos tanto sobre la iglesia
como sobre el estado.
Precisamente cuando este poder perseguidor va en cautiverio
(
vers. 10
), el profeta ve otro poder que se levanta en forma de “otra
bestia” que sube “de la tierra,” y que tiene “dos cuernos semejantes a
los de un cordero, mas hablaba como un dragón.” Había, entre otras
especificaciones dignas de nota, que significaban claramente a qué
potencia se aplica este símbolo, las cuatro siguientes: 1. El tiempo
de su nacimiento. 2. El territorio en que actúa. 3. El carácter que
profesa tener, según lo indican sus cuernos. 4. Su verdadero carácter
y obra, según lo revela su voz.
1. Esta potencia, nace más o menos, cuando la bestia anterior,
gobernada por la cabeza papal, es llevada en cautiverio o cesa de ser
potencia perseguidora. Esto sucedió en 1798, cuando el papa Pío
VI fué llevado en cautiverio, y desde esa fecha el papado no ha sido
reconocido por el poder civil como defensor de la fe de las naciones
y juez de herejes. En esa oportunidad—al fin del siglo XVIII—había
tan sólo una nueva potencia notable que hacía su aparición en el
horizonte del mundo, a saber, los Estados Unidos de Norteamérica.
2. Las bestias que representaban las naciones del Viejo Mun-
do aparecen como saliendo del mar (
Daniel 7:2, 3, 17
;
Apocalipsis
13:1
); el mar, o las aguas, simboliza los grandes movimientos na-
cionales de flujo y reflujo, con todos los cambios y fluctuaciones
que ocasionan.
Apocalipsis 17:15
;
Isaías 8:7
. Pero la bestia de dos
cuernos llega al poder, no entre las naciones conocidas del mundo,
sino en una parte desconocida hasta entonces. Esta especificación se