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La Educación Cristiana
nuestras instituciones. Pero este no es el momento de arriar nuestra
bandera o avergonzarnos de nuestra fe. El estandarte distintivo,
descripto con las palabras, “aquí está la paciencia de los santos; aquí
están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús”
(
Apocalipsis 14:12
), debe flamear sobre el mundo hasta el fin del
tiempo de gracia. Al paso que han de aumentarse los esfuerzos para
avanzar en diversas localidades, no debe encubrirse en modo alguno
nuestra fe con el fin de obtener patrocinio. La verdad ha de llegar
hasta las almas que están a punto de perecer, y si de alguna manera
ello es impedido, Dios queda deshonrado y la sangre de las almas
estará sobre nuestras vestiduras.
Mientras los que están vinculados a nuestras instituciones anden
humildemente con Dios, los seres celestiales cooperarán con ellos;
pero recuerden todos el hecho de que Dios ha dicho: “Yo honraré
a los que me honran”.
1 Samuel 2:30
. Ni por un momento debiera
darse a alguno la impresión de que sería beneficioso para él ocultar
su fe y sus doctrinas a los incrédulos del mundo, por temor a que
no le tendrán en tan alta estima si llegan a conocer sus principios.
Cristo demanda de todos sus seguidores una confesión de fe abierta
y franca. Cada cual ha de colocarse en su puesto y ser lo que Dios
quiso que sea: un espectáculo para el mundo, los ángeles y los
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hombres. El universo entero mira con interés indecible para ver el
fin de la gran controversia entre Cristo y Satanás. Todo cristiano ha
de ser una luz, no escondida debajo de un almud o de una cama,
sino colocada en el candelero para que alumbre a todos los que están
en la casa. No se relegue jamás a último término la verdad de Dios
por cobardía o conveniencia mundana.—
Joyas de los Testimonios
2:419-423
.
Aunque en muchos respectos nuestras instituciones de enseñanza
se han inclinado a ponerse en conformidad con el mundo; aunque
paso a paso han avanzado hacia él, son, sin embargo, prisioneras de
esperanza. El hado no ha tejido sus redes alrededor de sus labores, a
tal punto que tengan que quedar impotentes y en la incertidumbre.
Si quieren escuchar la voz de Dios y seguir en sus caminos, él las
corregirá e ilustrará y las volverá a colocar en su debida posición
de separación del mundo. Cuando se discierna la ventaja de trabajar
teniendo como base los principios cristianos; cuando el yo se oculte
en Cristo, mayores progresos se harán; pues cada obrero sentirá su