Página 105 - La Educaci

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Lo que impide la reforma
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propia debilidad humana e implorará la sabiduría y la gracia de Dios,
y recibirá la ayuda divina prometida para toda emergencia.
Las circunstancias adversas debieran dar origen a la firme deter-
minación de vencerlas. Una barrera derribada dará mayor aptitud y
valor para seguir adelante. Porfiad en seguir la debida dirección y
haced un cambio, decidida e inteligentemente. Entonces las circuns-
tancias serán vuestros auxiliadores y no vuestros estorbos. Empezad.
El roble tiene su origen en la bellota.
A los docentes y directores
Suplico a los directores de nuestros colegios que hagan uso de
sano criterio y que trabajen sobre más alto nivel. Nuestros recursos
educacionales deben purificarse de todas las escorias. Nuestras ins-
tituciones han de dirigirse basándose en principios cristianos si se
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quiere que triunfen de los obstáculos. Si son dirigidas atendiendo a
planes de carácter mundanal, habrá falta de solidez en la obra, falta
de un amplio discernimiento espiritual. La condición del mundo
con anterioridad al primer advenimiento de Cristo es un cuadro de
la condición del mundo precisamente en los días que precederán a
su segunda venida. El pueblo judío fué destruido porque rechazó
el mensaje de salvación enviado del cielo. ¿Seguirán los de esta
generación, a los cuales ha dado Dios gran luz y oportunidades
maravillosas, el curso de aquellos que rechazaron la luz para ruina
suya?
Muchos hay hoy día que tienen un velo sobre su rostro. Este velo
consiste en la simpatía con las costumbres y prácticas del mundo,
que les ocultan la gloria del Señor. Dios quiere que mantengamos
nuestros ojos fijos en él, para que perdamos de vista las cosas de
este mundo.
A medida que se va introduciendo la verdad en la vida práctica,
la norma ha de ser elevada de más en más para ponerse a la altura
de las demandas de la Biblia. Esto hará necesaria la oposición a las
modas, costumbres, prácticas y máximas del mundo. Las influen-
cias mundanales, a semejanza de las olas del mar, baten contra los
seguidores de Cristo para arrancarlos de los verdaderos principios
de su mansedumbre y de su gracia; pero debemos permanecer en
los principios tan firmes como una roca. El hacerlo exigirá valor