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La Educación Cristiana
moral, y aquellos cuyas almas no estén aseguradas a la Roca eterna
serán arrastrados por la corriente mundana. Podremos quedar firmes
solamente si nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. La
independencia moral está en su sitio cuando se opone al mundo. Po-
niéndonos en completa armonía con la voluntad de Dios, estaremos
en situación ventajosa y veremos la necesidad de una separación
terminante de las costumbres y prácticas del mundo.
No hemos de elevar nuestra norma tan sólo un poquito sobre la
norma del mundo, sino que hemos de hacer la diferencia incontes-
tablemente evidente. La razón por la cual hemos tenido tan poca
influencia sobre nuestros parientes y amigos incrédulos, es que ha
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habido una diferencia muy poco categórica entre nuestras prácticas
y las del mundo.
Muchos docentes permiten que sus mentes adopten una visión
demasiado estrecha y baja. No mantienen constantemente ante su
vista el plan divino, sino que fijan su mirada en los modelos munda-
nos. Alzad la vista a “donde Cristo está sentado a la diestra de Dios”
y entonces trabajad para que vuestros alumnos se conformen a su
perfecto carácter. Indicad a los jóvenes la escalera de ocho peldaños
de Pedro y no coloquéis sus pies en el peldaño más alto sino en el
más bajo, y con cálidos ruegos instadlos a trepar hasta la misma
cumbre.
Cristo, el que une el cielo con la tierra, es la escalera. La base
de ella está firmemente asegurada en la tierra por su humanidad; el
peldaño más alto alcanza hasta el trono de Dios por su divinidad. La
humanidad de Cristo abraza a la humanidad caída en tanto que su
divinidad se ase al trono de Dios. Somos salvos cuando ascendemos
peldaño tras peldaño en la escalera mirando a Cristo, ascendiendo
paso a paso hasta la altura de Cristo, de modo que él sea hecho para
nosotros sabiduría, y justicia, y santificación y redención. Fe, virtud,
ciencia, templanza, paciencia, bondad, amor fraternal y caridad, son
los peldaños de esta escalera. Todas estas gracias deben manifestarse
en el carácter cristiano; y “haciendo estas cosas, no caeréis jamás.
Porque de esta manera os será abundantemente administrada la
entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
2
Pedro 1:10, 11
.
No es cosa fácil obtener el inestimable tesoro de la vida eterna.
Nadie puede hacer esto e ir a la deriva con la corriente del mundo.