Página 109 - La Educaci

Basic HTML Version

Lo que impide la reforma
105
La educación dada a los jóvenes amolda toda la estructura so-
cial. Por todo el mundo la sociedad está en desorden y se necesita
una completa transformación. Muchos creen que mejores recursos
educacionales, mayor pericia y métodos más recientes pondrán las
cosas en su lugar. Profesan creer y aceptar los oráculos vivos, y no
obstante, dan a la Palabra de Dios un puesto inferior en el gran cua-
dro de la educación. Lo que debiera estar primero es hecho accesorio
de las invenciones humanas.
Es muy fácil dejarse llevar por planes, métodos y costumbres
del mundo y no dedicar al tiempo en que vivimos o a la gran obra
que debe hacerse más reflexión de la que dedicaron a su tiempo los
contemporáneos de Noé. Existe el peligro constante de que nuestros
educadores sigan el mismo camino que los judíos, amoldándose a
costumbres, prácticas y tradiciones que Dios no dió. Con tenacidad
y firmeza algunos se adhieren a viejos hábitos y a una afición por
diversos estudios que no son esenciales, como si su salvación depen-
diese de estas cosas. Al hacer esto se apartan de la obra especial de
Dios y dan a los estudiantes una educación deficiente y errónea. Las
mentes son desviadas de un sencillo “Así dice Jehová” que entraña
intereses eternos, hacia teorías y enseñanzas humanas. La revelación
de Dios, verdad eterna e infinita, es explicada según interpretaciones
humanas, cuando solamente el poder del Espíritu Santo puede reve-
lar las cosas espirituales. La sabiduría humana es insensatez, pues
pasa por alto el conjunto de las providencias de Dios, que miran a la
eternidad.
* * * * *
Los reformadores no son destructores. Jamás tratarán de arruinar
a los que no estén en armonía con sus planes ni se amolden a ellos.
Los reformadores deben avanzar, no retroceder. Deben ser decididos,
[112]
firmes, resueltos, indómitos; empero la firmeza no debe degenerar en
un espíritu autoritario. Dios quiere que todos los que le sirvan sean
firmes como una roca, en cuanto a principios se refiere; pero mansos
y humildes de corazón, como lo fué Cristo. Entonces, permaneciendo
en Cristo, podrán hacer la obra que él haría si estuviese en el lugar
de ellos. Un espíritu brusco y condenador no es esencial para ser
heroico en las reformas de este tiempo. Todos los métodos egoístas