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La Educación Cristiana
solamente hacer juicio, y amar misericordia, y humillarte para andar
con tu Dios”. “¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvidas
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el pecado del resto de su heredad? No retuvo para siempre su enojo,
porque es amador de misericordia”. “Lavad, limpiaos; quitad la
iniquidad de vuestras obras de ante mis ojos; dejad de hacer lo
malo: aprended a hacer bien; buscad juicio, restituid al agraviado,
oíd en derecho al huérfano, amparad a la viuda”.
Jeremías 9:23, 24
;
Miqueas 6:8
;
7:18
;
Isaías 1:16, 17
.
Estas son las palabras que Dios nos dirige. El pasado se halla en
el libro donde todas las cosas están escritas. No podemos tachar lo
escrito; pero si escogemos aprender aquellas palabras, el pasado nos
enseñará sus lecciones. Al hacer de ese pasado nuestro instructor,
debemos hacerlo también nuestro amigo. Al recordar un pasado
desagradable, enséñenos éste a no incurrir en el mismo error. Nada
se registre en el futuro que luego sea causa de remordimiento.
Podemos evitar un mal informe. Con cada día que transcurre
vamos haciendo nuestra historia. El ayer está fuera del alcance de
nuestra enmienda o manejo; el hoy es lo único que nos pertenece.
Luego, no contristemos hoy al Espíritu de Dios; pues mañana no
podremos anular lo que hemos hecho. Hoy, será entonces ayer.
Tratemos de seguir el consejo de Dios en todas las cosas, porque
él es infinito en sabiduría. Aunque en el pasado no hemos llegado
a hacer lo que pudiéramos haber hecho en favor de nuestros niños
y jóvenes, arrepintámonos ahora y redimamos el tiempo. El Señor
dice: “Venid luego, dirá Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros
pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos:
si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si
quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra: si no quisiereis
y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada: porque la boca de
Jehová lo ha dicho”.
Isaías 1:18-20
. El mensaje: “Avanzad”, ha
de oírse y repetirse todavía. Las cambiantes circunstancias que se
suceden en nuestro mundo requieren una labor que convenga a estos
cambios. El Señor necesita hombres de viva espiritualidad y de clara
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visión, hombres que en verdad estén recibiendo maná fresco del
cielo. El Espíritu Santo obra sobre el corazón de tales hombres,
y la Palabra de Dios hace brillar la luz en la mente, revelándoles
más que nunca la verdadera sabiduría.—
Testimonies for the Church
6:145-150
.