Página 116 - La Educaci

Basic HTML Version

112
La Educación Cristiana
Fines elevados
Dios no quiere que en ningún sentido quedemos rezagados en la
obra educativa. Nuestros colegios debieran estar muy adelante en la
vanguardia de la más elevada clase de educación. ... Si no tenemos
escuelas para nuestros jóvenes, ellos asistirán a otros seminarios y
colegios, donde se verán expuestos a la influencia de los incrédulos
y a cavilaciones y dudas acerca de la inspiración de la Biblia. Se
habla mucho de la educación superior, y muchos suponen que ella
consiste enteramente en la enseñanza de la ciencia y la literatura;
pero eso no es todo. La más alta educación incluye el conocimiento
de la Palabra de Dios, y está comprendida en las palabras: “Que te
conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado”.
Juan 17:3
.
La más alta educación es la que imparte un conocimiento y
una disciplina que conducen a un mejor desarrollo del carácter, y
prepara al alma para aquella vida que se mide con la vida de Dios.
En nuestros cálculos no debe perderse de vista la eternidad. La más
alta educación es la que enseña a nuestros niños y jóvenes la ciencia
del cristianismo, la que les da un conocimiento experimental de los
caminos de Dios, y les imparte las lecciones que Cristo dió a sus
discípulos, acerca del carácter paternal de Dios.
“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en
su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.
Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y
[119]
conocerme”.
Jeremías 9:23, 24
. ... Procuremos seguir el consejo de
Dios en todas las cosas; porque él es infinito en sabiduría. Aunque
en lo pasado no hayamos alcanzado a hacer lo que nos correspondía
por nuestros jóvenes y niños, arrepintámonos ahora, y redimamos el
tiempo.
La responsabilidad de los miembros de la iglesia
No hay obra más importante que la educación de nuestros jó-
venes. Me alegro porque tenemos instituciones donde pueden estar
separados de las influencias corruptoras que tanto prevalecen en las
escuelas del tiempo actual. Nuestros hermanos y hermanas deben
sentir agradecimiento porque en la providencia de Dios se han esta-