Página 148 - La Educaci

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Capítulo 19—La primera escuela del niño
“Y vivirán con sus hijos”
.
EN SU sabiduría el Señor ha decretado que la familia sea el mayor
agente educativo. En el hogar es donde ha de empezar la educación
del niño. Allí está su primera escuela. Allí, con sus padres como
maestros, debe aprender las lecciones que han de guiarlo a través
de la vida: lecciones de respeto, obediencia, reverencia, dominio
propio. Las influencias educativas del hogar son un poder decidido
para el bien o para el mal. Son, en muchos respectos, silenciosas y
graduales, pero si se ejercen de la debida manera, llegan a ser un
poder abarcante para ver la verdad y la justicia. Si no se instruye
correctamente al niño en el hogar, Satanás lo educará por medio de
instrumentos elegidos por él. ¡Cuán importante, es, pues, la escuela
del hogar!
En esta escuela—el primer grado—debe utilizarse el mejor ta-
lento. Sobre los padres recae la obligación de dar instrucción física,
mental y espiritual. Debe ser el objeto de todo padre, asegurar para
su hijo un carácter bien equilibrado, simétrico. Esa es una obra de
no pequeña magnitud e importancia, una obra que requiere ferviente
meditación y oración no menos que esfuerzo paciente y perseverante.
Hay que echar un fundamento correcto, levantar un armazón fuerte
y firme, y luego, día tras día, adelantar la obra de edificar, pulir y
perfeccionar.
Los niños pueden ser educados para el servicio del pecado o para
el servicio de la justicia. Salomón dice: “Instruye al niño en su carre-
ra: aun cuando fuere viejo no se apartará de ella”.
Proverbios 22:6
.
Este es un lenguaje positivo. La educación que Salomón ordena, ha
de dirigir, educar y desarrollar. Pero para hacer esta obra, los padres
mismos deben comprender el “camino” por el cual debe andar el
niño. Es imposible para ellos dar a sus hijos la debida preparación a
menos que se entreguen primero a Dios y aprendan del gran Maestro
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lecciones de obediencia a su voluntad.
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