Página 159 - La Educaci

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Las escuelas familiares
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Agentes misioneros
Hablo a los padres y a las madres: Podéis ser educadores en
vuestros hogares; podéis ser agentes misioneros espirituales. Sentid
vuestra necesidad de ser misioneros en el hogar, de mantener su
atmósfera libre de la influencia de las palabras apresuradas y duras,
de hacer de él un lugar donde los ángeles puedan venir a bendecir y
dar éxito a los esfuerzos hechos.
Unanse los padres en proveer un lugar para la instrucción diaria
de sus hijos eligiendo como maestro a una persona capaz de enseñar,
y que, como siervo consagrado de Cristo, crezca en conocimiento
mientras imparte instrucción. El maestro consagrado al servicio
de Dios podrá hacer una obra definida en el servicio misionero, e
instruirá a los niños en los mismos ramos.
Cooperen los padres y las madres con él, trabajando ferviente-
mente por la salvación de sus hijos. Si los padres quieren comprender
la importancia de estos pequeños centros de educación, cooperando
en la obra que el Señor desea que se haga en este tiempo, los planes
del enemigo para con nuestros hijos serán frustrados en gran parte.
“Instruye al niño en su carrera; aun cuando fuere viejo no se
apartará de ella”.
Proverbios 22:6
. A veces los niños se sienten
tentados a tascar el freno bajo la restricción; pero en la vida ulterior
bendecirán a sus padres por el cuidado fiel y la estricta vigilancia
que los guardó y guió en sus años de inexperiencia.
* * * * *
Los padres deben tener siempre presente el objeto que se ha de
alcanzar: la perfección del carácter de sus hijos. Los padres que
educan correctamente a sus hijos, desarraigando de sus vidas todo
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rasgo impropio, los están preparando para llegar a ser misioneros
de Cristo en verdad, justicia y santidad. El que en su infancia presta
servicio a Dios, añadiendo a su “fe virtud, y en la virtud ciencia; y en
la ciencia templanza, y en la templanza paciencia, y en la paciencia
temor de Dios; y en el temor de Dios, amor fraternal, y en el amor
fraternal caridad” (
2 Pedro 1:5-7
), se está preparando para oír y
responder al llamamiento: “Hijo, sube más alto; entra en la escuela
superior”.