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Las escuelas de iglesia
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prepararse para aquel suceso. A los padres hace llegar este grito de
alarma. Juntad a vuestros hijos en vuestros hogares; separadlos de
aquellos que desprecian los mandamientos de Dios, que enseñan y
practican lo malo. Salid de las grandes ciudades tan pronto como
os sea posible. Estableced escuelas de iglesia. Dad a vuestros hijos
la Palabra de Dios por fundamento de toda su educación. Ella está
llena de hermosas lecciones y si los alumnos la convierten en tema
de estudio en el curso primario de esta vida, estarán preparados para
el curso superior en la por venir.
La Palabra de Dios se dirige a nosotros en este tiempo: “No
os juntéis en yugo con los infieles: porque ¿qué compañía tiene la
justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas?
¿y qué concordia Cristo con Belial? ¿o qué parte el fiel con el infiel?
¿Y qué concierto el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros
sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré
en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual
salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo
inmundo; y yo os recibiré, y seré a vosotros Padre, y vosotros me
seréis a mí hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.
2 Corintios
6:14-18
. ¿Dónde están vuestros hijos? ¿Los estáis educando para
que disciernan y eviten las corrupciones que imperan en el mundo
por la concupiscencia? ¿Estáis tratando de salvar sus almas, o por
vuestra negligencia estáis coadyuvando a su destrucción?
En general, no se ha prestado suficiente atención a nuestros niños
y jóvenes. Los miembros de mayor edad de la iglesia no los han
mirado con ternura y simpatía, con deseos de que hiciesen progresos
en la vida divina, y, por lo tanto, los niños han dejado de desarrollarse
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en la vida cristiana como debieran haberlo hecho. Algunos miembros
de la iglesia que en lo pasado amaron y temieron a Dios permiten
ahora que sus negocios lo absorban todo y esconden su luz debajo
de un almud. Se han olvidado de servir a Dios y están haciendo de
sus negocios la tumba de su religión.
Los niños descuidados
¿Ha de permitirse que los jóvenes sean llevados de aquí para allá,
que se desanimen y que caigan en las tentaciones que por doquier
los asechan para enredar sus incautos pies? La obra que se halla más