Página 186 - La Educaci

Basic HTML Version

182
La Educación Cristiana
sus hijos aun cuando han hecho lo malo. Y a menudo los padres
que gobiernan con ira son los más irrazonables cuando se refrena y
disciplina a sus hijos en la escuela.
Hay miembros de iglesia que han sido prestos en recoger supo-
siciones crueles y hablar mal del maestro delante de otros feligreses,
aun en presencia de los niños. Algunos han hablado libre y acerba-
mente acerca de un maestro, sin comprender claramente la dificultad
de la cual estaban hablando. Así no se debe obrar. El que piensa
que un maestro ha hecho mal, debe seguir las instrucciones de la
Palabra: “Si tu hermano pecare contra ti, ve y redargúyele entre ti y
él solo”.
Mateo 18:15
. Hasta que no se haya hecho esto, nadie está
justificado por hablar a otros de los errores de un hermano.
Padres, cuando el maestro de la escuela de iglesia procura educar
y disciplinar a vuestros hijos a fin de que obtengan la vida eterna,
no critiquéis sus acciones en presencia de ellos aun cuando parezca
que es demasiado severo. Si deseáis que den su corazón al Salvador,
cooperad con los esfuerzos que hace el maestro para su salvación.
Cuánto mejor es que los niños, en vez de oír críticas, oigan de los
labios de su madre, palabras de elogio acerca de la obra del maestro.
Estas palabras hacen impresiones duraderas, e inducen a los niños a
respetarlo.
[197]
No debemos preocuparnos tanto de la conducta que otros están
siguiendo, como de la nuestra propia. Si los niños que asisten a
una escuela de iglesia no mejoran sus modales, los padres no deben
echar indebidamente la culpa al maestro. Más bien deben examinarse
detenidamente a sí mismos para ver si son maestros a quienes Dios
puede aprobar. En muchos casos se descuida a los hijos en el hogar,
y allí son más desordenados que en la escuela. Si los niños a quienes
durante años se les ha permitido que sigan sus propias inclinaciones
y deseos, no son inducidos por los esfuerzos del maestro a vivir una
vida semejante a la de Cristo, ¿deben los padres, a causa de esto,
poner en circulación críticas duras concernientes al maestro?
El método de gobernar que tiene Dios, es un ejemplo de cómo se
ha de educar a los niños. No hay opresión en el servicio del Señor, y
no ha de haber opresión en el hogar ni en la escuela. Ni los padres
ni los maestros deben permitir que se desprecie su palabra y no se
le preste atención. Si ellos no corrigen a los niños por haber hecho
mal, Dios los tendrá por responsables de su negligencia. Pero no