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Capítulo 36—La integridad de Daniel probada
El Profeta Daniel fué un personaje ilustre. Fué un ejemplo bri-
llante de lo que los hombres pueden llegar a ser cuando se unen con
el Dios de sabiduría. Ha quedado un breve relato de la vida de este
santo de Dios para aliento de aquellos que más tarde debieran ser
llamados a arrostrar la prueba y la tentación.
Cuando el pueblo de Israel, su rey, sus nobles y sus sacerdotes,
fueron llevados en cautiverio, cuatro de entre ellos fueron escogidos
para servir en la corte del rey de Babilonia. Uno de éstos fué Daniel,
quien desde temprano dió muestras de la notable capacidad desarro-
llada en años ulteriores. Estos jóvenes eran todos del linaje real de
los príncipes y se les describe como muchachos en quienes no había
“tacha alguna, y de buen parecer, y enseñados en toda sabiduría, y
sabios en ciencia, y de buen entendimiento, e idóneos”. Notando los
talentos superiores de estos jóvenes cautivos, el rey Nabucodonosor
determinó instruirlos para que ocupasen puestos de importancia en
su reino. A fin de que pudiesen estar perfectamente preparados para
su vida en la corte, se les debía enseñar, según la costumbre oriental,
el idioma de los caldeos y someterlos durante tres años a un curso
completo de disciplina física e intelectual.
Los jóvenes de esa escuela de preparación no sólo eran admitidos
en el palacio real sino que se dispuso que comiesen de la comida de
la mesa del rey y bebiesen del vino de su beber. En todo esto el rey
consideró que no solamente estaba confiriéndoles un grande honor
sino asegurándoles asimismo el mejor desarrollo físico y mental
posible.
Entre las viandas que se ponían delante del rey había carne de
cerdo y otras carnes declaradas inmundas por la ley de Moisés y cuyo
consumo había sido prohibido expresamente a los hebreos. En este
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punto Daniel fué puesto frente a una prueba severa. ¿Se adheriría
a las enseñanzas de sus padres, referentes a comidas y bebidas y
ofendería al rey, perdiendo, probablemente, no sólo su posición sino
también su vida, o desatendería el mandamiento del Señor y retendría
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