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La Educación Cristiana
gozar los beneficios de nuestros colegios preparatorios. Necesitan
el curso de preparación manual que ha de enseñarles cómo llevar
una vida activa y llena de energía. Toda suerte de trabajos deben
existir en nuestros colegios. Los alumnos han de ser enseñados por
directores doctos, juiciosos y temerosos de Dios. Cada ramo del
trabajo se ha de dirigir de la manera más perfecta y sistemática que
la larga experiencia y saber nos capaciten para idear y ejecutar.
Despierten los docentes ante la importancia de esto y enseñen
agricultura y otras industrias cuya comprensión es esencial para los
estudiantes. Procúrese alcanzar, en cada departamento de trabajo,
los más excelentes resultados. Aplíquese al trabajo la ciencia de la
Palabra de Dios a fin de que los estudiantes entiendan principios
correctos y alcancen la norma más elevada posible. Haced uso de las
cualidades que Dios os ha dado y dedicad todas vuestras energías
al adelanto de la labranza del Señor. Estudiad y trabajad a fin de
que puedan obtenerse de la siembra los mejores resultados y los
beneficios más grandes, y para que haya una provisión abundante de
alimento, tanto temporal como espiritual, para el número mayor de
estudiantes que han de ser reunidos para prepararlos como obreros
cristianos.
Hemos visto árboles gigantescos derribados y desarraigados y
a la reja del arado hundirse en la tierra abriendo profundos surcos
para la plantación de árboles y la siembra de la semilla.
Los alumnos están aprendiendo lo que significa arar y que la aza-
da, la pala, el rastrillo y la rastra son todas herramientas de honrosa
y lucrativa industria. Se cometerán equivocaciones con frecuencia;
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pero todo error yace al lado mismo de la verdad. La sabiduría se
adquiere con los fracasos y la energía que ha de marcar un comienzo
da esperanza de éxito al fin. La indecisión mantendrá las cosas a
la zaga; la precipitación, igualmente retrasará; pero todo servirá
de lección si el agente humano así lo desea.—
Testimonies for the
Church 6:185-192
.
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