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La finca del colegio de avondale
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egoístas. El Señor ha instituido conductos por medio de los cuales
pueda derramar su bondad, misericordia y verdad; y hemos de ser
colaboradores de Cristo, impartiendo a otros sabiduría y caridad
prácticas. Hemos de prestar a sus vidas brillo y bendición, haciendo
así una buena y santa obra.
Si el colegio de Avondale llega a ser lo que el Señor está tratando
de hacerlo, el esfuerzo de maestros y alumnos será fructífero. Del
colegio y fuera de él, se hará venir a súbditos voluntarios a la obe-
diencia de Dios. La rebelión que se manifestó en el cielo a raíz de
una mentira, y el engaño que indujo a Adán y Eva a desobedecer la
ley de Dios, abrieron las compuertas del dolor sobre nuestro mundo;
pero todos los que creen en Cristo pueden llegar a ser hijos e hijas
de Dios. Mediante el poder de la verdad pueden ser restaurados, y el
hombre caído puede llegar a ser leal a su Hacedor. La verdad, la cual
es peculiar en su fuerza de acción, se adapta a la mente y el corazón
de los descarriados pecadores. En virtud de su influencia, la oveja
perdida puede ser vuelta al redil.
Sea cual fuere la posición o posesiones de cualquier individuo
que tenga conocimiento de la verdad, la Palabra de Dios le enseña
que todo lo que posee lo tiene en calidad de depósito. Se le ha
prestado para probar su carácter. De todos sus negocios terrenos,
talentos, utilidades, oportunidades, tiene que dar razón a Aquel a
quien él mismo pertenece por creación y redención. La bendición de
Dios acompaña sus esfuerzos cuando emplea todo talento valioso en
promover la gran obra educacional de Dios; cuando procura obtener
el mejor conocimiento posible en cuanto a cómo ser de utilidad y
a cómo trabajar por la salvación de las almas que están a punto de
perecer. Dios nos confiere sus dones a fin de que ministremos a otros
y así lleguemos a ser semejantes a él. Los que reciben sus dones
para poder dar a otros, llegan a ser semejantes a Cristo. Ayudando
y levantando a otros nos ennoblecemos y purificamos. Esta es la
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obra que hace que la gloria regrese a Dios. Tenemos que hacernos
entendidos en estos puntos. Nuestras almas deben ser purificadas de
todo egoísmo, pues Dios desea usar a su pueblo como representante
de su reino celestial.
Nuestros colegios tienen que ser dirigidos bajo la inspección de
Dios. Hay una obra que hacer por los jóvenes de ambos sexos que
aun no se ha hecho. Hay Números mayores de jóvenes que necesitan