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La Educación Cristiana
suelo, así como en los ramos literarios, es la educación que nuestros
jóvenes deben procurar. La agricultura dará recursos para el sostén
propio. Otras actividades, adaptadas a diferentes estudiantes, pueden
también llevarse a cabo. Pero el cultivo de la tierra impartirá una
bendición especial a los obreros. Debemos preparar de tal manera a
los jóvenes que se deleiten en el cultivo del suelo.
“Debe ofrecérseles recursos por los cuales muchos puedan, mien-
tras asisten a la escuela, aprender el oficio de carpintería. Bajo la
dirección de obreros expertos, carpinteros aptos para enseñar, pa-
cientes y bondadosos, debe enseñarse a los jóvenes a construir sólida
y económicamente. Las viviendas y otros edificios esenciales para
los diversos ramos de la obra escolar, deben ser erigidos por los
mismos alumnos. Estos edificios no deben agruparse muy cerca
los unos de los otros, ni construirse cerca de los edificios escola-
res propiamente dichos. En la dirección del trabajo escolar, tienen
que formarse pequeños grupos a los cuales se les debe inculcar un
amplio sentido de su responsabilidad. Todas estas cosas no pueden
realizarse en seguida, pero podemos empezar a trabajar con fe”.
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Con adiestramiento práctico, los alumnos estarán preparados
para ocupar puestos de utilidad en muchos lugares. Si en los campos
que abre la providencia de Dios es necesario levantar una casa de
reunión en alguna localidad, el Señor queda complacido si hay entre
su propio pueblo personas a quienes haya dado sabiduría y habilidad
para realizar el trabajo necesario.
Hagan sus tareas con esmero los alumnos que se dedican a la
edificación; y aprendan de estas tareas lecciones que les ayudarán
en la edificación de su carácter. A fin de tener un carácter perfecto,
deben hacer su trabajo tan perfectamente como sea posible. Dése
a cada ramo de trabajo la estabilidad que significa la verdadera
economía. Si en nuestras escuelas se cultivase más fielmente la
tierra, y los alumnos cuidasen más desinteresadamente los edificios,
desaparecería el amor por los deportes y las diversiones, que causa
tanta perplejidad en nuestra obra escolar.
En cuanto a las alumnas, son muchos los empleos que se les
podría proveer para permitirles obtener una educación abarcante y
práctica. Debe enseñárseles a hacer vestidos y a cuidar del jardín.
Deben cultivar flores y plantar frutillas. Así mientras se están edu-