Página 307 - La Educaci

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Trabajo y educación
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tiempo, han de consagrarse a Dios en alma, cuerpo y espíritu. En el
corazón, el vestido, el lenguaje, en fin, en cada detalle, han de estar
separados de las modas y las prácticas del mundo. Han de ser un
pueblo singular y santo. No es el vestido lo que los hace singulares,
sino que debido a que son un pueblo singular y santo, no pueden
llevar las marcas de semejanza con el mundo.
Como pueblo tenemos que aparejar el camino del Señor. Cada
ápice de capacidad que Dios nos ha dado debe ponerse en uso
para preparar a la gente según el dechado de Dios, según su molde
espiritual, a fin de que permanezca firme en este día grande de la
preparación de Dios y para que estas solemnes preguntas: ¿Qué
es la eternidad para nosotros? ¿cómo soportará mi caso el juicio
investigador? ¿cuál será mi suerte y mi destino? se susciten en el
corazón de los amadores del mundo. Muchos que suponen que van
al cielo tienen los ojos vendados por el mundo. Sus ideas acerca de
lo que constituye una educación y disciplina religiosas son vagas
y sólo se apoyan en probabilidades; y hay muchos que no tienen
una esperanza bien comprendida y corren un gran riesgo al practicar
precisamente las cosas que Jesús enseñó que no debieran hacer en
el comer, beber y vestir, atándose así al mundo de diversas maneras.
Tienen que aprender todavía las solemnes lecciones tan esenciales
para crecer en espiritualidad a fin de salir del mundo y separarse de
él. El corazón está dividido; la mente carnal apetece conformidad,
semejanza con el mundo de tantas maneras que la señal distintiva con
respecto al mundo es apenas notable. El dinero, el dinero de Dios,
se gasta para crear una apariencia con arreglo a las costumbres del
mundo; la experiencia religiosa se contamina con la mundanalidad
y ni el mundo ni el universo celestial discierne la evidencia del
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discipulado: la semejanza de Cristo en la abnegación y en el llevar
de la cruz.
En este país [Australia], Satanás se ha entronizado de la ma-
nera más sorprendente para manejar a los dirigentes del gobierno
nacional. La educación que han recibido desde la niñez es errónea.
Muchas cosas se consideran importantes y tienen el efecto más per-
judicial sobre las personas. Los muchos días feriados han tenido una
influencia funesta sobre la mente de los jóvenes; su efecto es desmo-
ralizador para el gobierno y son enteramente contrarios a la voluntad
de Dios. Propenden a alentar una excitación artificial, un deseo de