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Carácter y obra de los maestros
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profesores abandonar ideas y métodos por largo tiempo acariciados;
con todo, si quieren, sincera y humildemente, preguntarse a cada
paso: ¿Es éste el camino del Señor? y se entregan a su dirección, él
los conducirá por senderos seguros, y sus manera de ver cambiarán
a medida que vayan adquiriendo experiencia.
Los docentes de nuestros colegios tienen necesidad de escudriñar
las Escrituras hasta que las comprendan individualmente, abriendo
sus corazones a los preciosos rayos de luz que Dios ha dado, y
andando en ellos, entonces serán enseñados por Dios y trabajarán en
direcciones enteramente distintas, vertiendo en su enseñanza menos
de las teorías y sentimientos de hombres que jamás tuvieron unión
con Dios. Honrarán mucho menos la sabiduría finita y sentirán en
el alma un hambre profunda por aquella sabiduría que procede de
Dios.
A la pregunta formulada por Jesús a los doce: “¿Queréis vo-
sotros iros también?” Pedro contestó: “Señor, ¿a quién iremos? tú
tienes palabras de vida eterna. Y nosotros creemos y conocemos
que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente”.
Juan 6:67-69
. Si
los maestros entrelazan estas palabras con la labor de sus aulas, el
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Espíritu Santo estará presente para afectuar su obra sobre las mentes
y los corazones.—
Joyas de los Testimonios 2:425-428
.
La obra del docente
Los docentes han de ser obreros juntamente con Dios, promo-
viendo y llevando adelante la obra que Cristo, con su propio ejemplo,
les ha enseñado a hacer. Tienen que ser, en efecto, la luz del mundo,
por cuanto manifiestan los virtuosos atributos revelados en el carác-
ter y obra de Cristo, atributos que enriquecerán y embellecerán sus
propias vidas como discípulos de Cristo.
¡Qué obra solemne, sagrada e importante es el empeño de repre-
sentar el carácter de Cristo y su Espíritu a nuestro mundo! Ella es
privilegio de todo director y de todo docente vinculado con la obra
de educar, preparar y disciplinar la mente de los jóvenes. A todos
les es necesario tener la convicción inspiradora y firme de que están
llevado, en efecto, el yugo de Cristo y su carga.
Se encontrarán pruebas en esta tarea; el desánimo oprimirá el
alma a medida que los docentes vean que sus labores no son siempre