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Capítulo 60—Palabras a los estudiantes
Toda alma está rodeada de una atmósfera peculiar a cada indivi-
duo. Esta atmósfera puede estar llena de una exhalación espiritual
malsana que envenene los principios de la justicia. Pero al asociarnos
con otros, no nos serán necesarios días o semanas para convencernos
de si la atmósfera del espíritu es de Cristo o de Satanás. La influencia
de la compañía no es jamás tan potente como en la vida escolar;
pero el alumno que vaya a la escuela o colegio con el ardiente deseo
de ser una ayuda y una bendición para sus compañeros, cuidará de
ejercer la debida influencia y buscará compañeros que se unan con
él en el cultivo de costumbres y principios correctos.
Los alumnos debieran sentir su responsabilidad en hacer de
su vida escolar un éxito. Debieran encaminar todo esfuerzo en la
dirección debida, de modo que no chasqueen a sus padres o tutores,
que trabajan arduamente para tenerlos en la escuela o colegio y que
sienten profunda ansiedad por su bienestar presente y eterno. Los
alumnos debieran hacer la decisión de alcanzar una calificación de la
cual no se avergüencen en el día del juicio. Un alumno circunspecto
en su conducta, a quien las malas influencias no lo inclinen a la
una o la otra parte, ejercerá un poder restrictivo sobre aquellos que
en la escuela o colegio se complacen en exhibir su independencia
y entregarse a deportes impíos, desobedeciendo los reglamentos y
llenando además de tristeza y desaliento el corazón de sus profesores.
La vida es un problema que debemos resolver individualmente
por nosotros mismos. Nadie puede formar un carácter para otro;
cada uno de nosotros tiene una parte que hacer en cuanto a decidir su
propio destino. Somos agentes de Dios libres y responsables, y cada
uno tiene que llevar a cabo la obra de su propia salvación con temor
y temblor mientras Dios obra en él el querer y el hacer conforme a
su buena voluntad. Los alumnos pueden hacer lo bueno o lo malo;
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pero “lo que el hombre sembrare, eso también segará”.
Estamos individualmente a prueba bajo el examen de Dios. Las
inteligencias celestiales están todas alistadas con el fin de ayudar a
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