Página 387 - La Educaci

Basic HTML Version

Palabras a los estudiantes
383
cada alma que sea atraída a Jesús, y todo aquel que lo ama verdade-
ramente cooperará con los agentes celestiales en procurar arrancar a
las almas de aquello que es insensato, bajo y frívolo. Los seguidores
de Cristo no trabajarán en favor de Satanás con el fin de debilitar
la fe en la religión verdadera, de depravar a otros, esparciendo a
su alrededor una atmósfera ruinosa para las costumbres y para el
carácter. Con todo, nos apena decir que hasta en nuestras escuelas y
colegios hay personas que son cristianas solamente de nombre. No
será necesaria una larga familiaridad con esos profesos para conven-
cerse de que son, y con éxito, agentes de Satanás. Hay en nuestras
escuelas y colegios personas de corazón corrompido que tienen, no
obstante, un agradable donaire y alcanzan éxito en fascinar a cierta
clase de gente; y antes de que los incautos se percaten de ello, la
influencia de esas personas ha cambiado sus sentimientos y los ha
modelado de acuerdo con el carácter censurable de esas personas
corrompidas. Pero los que llevan la vestidura del cristianismo y son,
no obstante, gobernados por las costumbres y doctrinas del mundo,
son corruptores morales. Pretenden buscar los tesoros celestiales,
pero la atmósfera que rodea sus almas está cargada de miasmas
espirituales mortíferos, por lo que debieran ser esquivados por los
que quieren permanecer sin mancha del mundo.
El joven que posea discernimiento puede en seguida percibir
qué clase de personas son éstas, aun cuando no pretenda profesar
el cristianismo; pues sabe que no son semejantes a Cristo. Pero ¿ha
de permitir que sean piedras de tropiezo para él? Tiene un Libro
guía que describe a aquellos que están de parte del Señor. Si sabe
que su proceder es incompatible con una profesión del cristianismo;
si comprende lo que significa llevar una vida piadosa, será hecho
[424]
responsable por la luz y conocimiento que posee. Será responsable
en cuanto a hacer la voluntad del Maestro, en cuanto a mostrar al
mundo lo que constituye el verdadero concepto del cristianismo,
esto es, lo que es tener una vida y carácter semejantes a Cristo.
Tenemos un poderoso enemigo, quien no sólo aborrece a todo ser
humano hecho a la imagen de Dios, sino que con la enemistad más
amarga aborrece a Dios y a Jesucristo su Hijo unigénito. Cuando
los hombres se entregan a sí mismos como esclavos de Satanás, éste
no manifiesta hacia ellos la enemistad que evidencia contra los que
llevan el nombre de Cristo y se dan a sí mismos al servicio de Dios.