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Palabras a los estudiantes
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amigo que tenga discernimiento del carácter. Ese es el momento en
que necesitan un amigo que esté guiado por el Espíritu de Dios, que
proceda fiel y pacientemente con el extraviado y levante el alma que
está caída. Esta no ha de ser levantada por medio de la adulación.
Nadie está autorizado para echar en el alma ese engañoso veneno
de Satanás. Más bien se han de señalar los primeros peldaños de la
escalera y los resbalantes pies han de ser colocados en el escalón más
bajo de la escalera del progreso. Pedro dice: “Mostrad en vuestra
fe virtud, y en la virtud ciencia; y en la ciencia templanza, y en la
templanza paciencia, y en la paciencia temor de Dios; y en el temor
de Dios, amor fraternal, y en el amor fraternal caridad.” Porque si
en vosotros hay estas cosas, y abundan, no os dejarán estar ociosos,
ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Anímese al extraviado a ascender paso a paso, peldaño tras pel-
daño. El esfuerzo podrále ser doloroso; pero superará en mucho a la
mejor lección que haya aprendido alguna vez, porque al proceder así,
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llegará a conocer su propia flaqueza y de esa manera se pondrá en
condiciones de evitar en lo futuro los errores de lo pasado. Merced a
la ayuda de sabios consejeros, sus derrotas se tornarán en victorias.
Pero nadie intente comenzar por la cumbre de la escalera. Empiece
cada uno por el peldaño más bajo y suba paso a paso, mediante
Cristo, adhiriéndose a Cristo, a la estatura de Cristo. Esta es la única
manera de avanzar en dirección al cielo. Nada desvíe la atención de
la gran obra que ha de hacerse. En el estudio de la Palabra y volun-
tad de Dios exíjase el máximo de rendimiento a los pensamientos,
las aptitudes y la capacidad mental. El Señor tiene un lugar para
la aptitud mejor que haya confiado a los hombres. En la obra de
cimentar su reino, podemos emplear cada una de las aptitudes que
Dios nos ha dado con tanta fidelidad y fervor como lo hizo Daniel en
Babilonia, quien fué hallado fiel a todos los deberes de un hombre y
leal para con su Dios.
Dios pide mucho más tacto, más sabia táctica que la que sus
agentes humanos le han dado en el servicio. Hay necesidad de
agudo y santificado pensar y ardoroso trabajo para contrarrestar los
ingeniosos planes de Satanás. Se llama a alcanzar una norma más
elevada, a desplegar en la obra del Señor un esfuerzo más santo,
más resuelto y más abnegado. Se ha de educar a nuestros jóvenes de
modo que alcancen la más encumbrada norma, que entiendan que