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La Educación Cristiana
a colportar con nuestros libros más grandes, que tanto necesita la
gente.
Todo aquel que se ocupe en la tarea debidamente, con alegría
y esperanza, hallará que es una bendición grandísima. El Señor no
fuerza a nadie para que trabaje en su obra; pero a aquellos que se
pongan decididamente a su lado les dará una voluntad decidida. El
bendecirá a todos los que fomenten el espíritu que él mismo alienta
en ellos. A tales obreros les concederá favor y éxito. A medida que
se vaya entrando en un campo tras otro, nuevos métodos y nuevos
planes surgirán de las nuevas circunstancias. Nuevos pensamientos
vendrán con los nuevos obreros que se entreguen a la obra. A medida
que busquen al Señor por ayuda, él se comunicará con ellos. Reci-
birán planes formulados por el Señor mismo. Se convertirán almas
e ingresará dinero. Los obreros encontrarán yermos de la viña del
Señor al lado mismo de campos ya trabajados. Cada campo ofrece
nuevos lugares que conquistar. Todo lo hecho trae a luz lo mucho
que aún queda por hacer.
A medida que trabajamos con el Gran Maestro, se desarrollan
las facultades mentales. La conciencia está bajo la dirección divina.
Cristo toma bajo su gobierno al ser entero.
Nadie puede estar verdaderamente unido con Cristo, practicar
sus lecciones, someterse a su yugo de restricción, sin comprender
aquello que jamás puede expresar con palabras. Nuevos y ricos pen-
samientos se le presentan. La inteligencia recibe luz, y la voluntad
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determinación, la conciencia sensibilidad y pureza la imaginación.
El corazón se vuelve más tierno, los pensamientos más espirituales,
el servicio más semejante al de Cristo. En la vida se ve aquello que
ninguna palabra puede expresar: veracidad, fidelidad, amante consa-
gración del corazón, mente, alma y fuerza a la obra del Maestro.
Después de haber hecho, mediante santificada energía y oración,
todo lo que podemos en la obra en pro de nuestros colegios, veremos
la gloria de Dios. Cuando se haya hecho cabalmente la prueba, habrá
un bendito resultado.
Si se obra con un espíritu libre y voluntario, Dios convertirá en
éxito el movimiento en pro de nuestros colegios. Nos capacitará
para quitar el oprobio acarreado sobre nuestras instituciones edu-
cacionales. Si todos quieren echar mano de la obra con el espíritu
de abnegación por causa de Cristo y de la verdad, no pasará mucho