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La educación para servir
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trabajar como él trabajó, sin vacilar en la búsqueda de los caídos,
sin considerar esfuerzo alguno como demasiado penoso ni excesivo
sacrificio alguno, con tal que puedan ganar almas para Cristo. El
que quiere ser obrero eficiente para Dios tiene que estar dispuesto a
soportar lo que Cristo soportó, a encontrar a los hombres como él
los encontró.
Es verdadera educación únicamente la que pone al alumno en
estrecha relación con el gran Maestro. Se ha de enseñar a los jóvenes
a mirar a Cristo como su guía. Se les han de impartir lecciones
de tolerancia y confianza, de verdadera bondad y amabilidad de
corazón, de perseverancia y firmeza. Su carácter ha de responder
a las palabras de David: “Que nuestros hijos sean como plantas
crecidas en su juventud; nuestras hijas como las esquinas labradas a
manera de las de un palacio”.
Salmos 144:12
.
El estudiante convertido ha roto la cadena que lo ligaba al ser-
vicio del pecado, y se ha puesto en la debida relación con Dios. Su
nombre está registrado en el libro de la vida del Cordero. Está bajo
la solemne obligación de renunciar al mal, y cae bajo la jurisdicción
del Cielo. Por la oración fervorosa ha de aferrarse a Cristo. Des-
cuidar esta devoción, negar este servicio, es convertirse en juguete
indefenso de las trampas de Satanás.
Mientras cultiva su mente, el estudiante debe también cultivar
la integridad de corazón y la lealtad a Dios, a fin de desarrollar un
carácter como el de José. Entonces despreciará el pensamiento de
ceder a la tentación, y temerá mancillar su pureza. Como Daniel,
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resolverá ser fiel a los principios, y usará de la mejor manera las
facultades que Dios le ha dado.
Los largos cursos de estudio
Son muchos los que piensan que a fin de ser aptos para un servi-
cio aceptable, deben seguir un largo curso de estudio con maestros
sabios en alguna escuela del mundo. Es verdad que deben hacer esto
si desean obtener lo que el mundo llama educación. Pero no decimos
a nuestros jóvenes: Estudiad, estudiad, manteniendo vuestra mente
todo el tiempo en los libros. Ni les decimos: Debéis dedicar vuestro
tiempo en la escuela a adquirir la así llamada “educación superior”.
La causa de Dios necesita obreros experimentados. Pero no debemos