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Capítulo 66—“Conforme a lo que uno tiene”
DIOS puede y quiere emplear a quienes no han recibido instruc-
ción cabal en las escuelas de los hombres. Dudar de que puede hacer
esto, es incredulidad manifiesta. Nuestro Salvador no pasó por alto el
saber ni despreció la educación; sin embargo eligió para la obra del
Evangelio a pescadores sin letras, porque no habían recibido escuela
en las falsas costumbres y tradiciones del mundo. Eran hombres
de buena capacidad natural y espíritu humilde, dispuestos a recibir
enseñanza; hombres a quienes podía educar para su gran obra.
En las vocaciones comunes de la vida, hay muchos que traba-
jan pacientemente, cumpliendo la rutina de sus tareas diarias, sin
tener conciencia de las aptitudes latentes que, puestas en acción,
los pondrían entre los grandes dirigentes del mundo. Se necesita el
toque de una mano hábil para despertar y desarrollar estas facultades
dormidas. Fueron hombres tales los que Jesús relacionó consigo;
y les dió la ventaja de prepararse tres años bajo su propio cuidado.
Ningún curso de estudio seguido en las escuelas de los rabinos o en
las galerías de los filósofos podría haber igualado a esto en valor.
Una vida dedicada a Dios no debe ser una vida de ignorancia.
Muchos hablan contra la educación porque Jesús eligió a pescadores
sin letras para predicar el Evangelio. Aseveran que él manifestó
preferencia por los analfabetos. Pero muchos hombres sabios y ho-
norables creyeron las enseñanzas de Jesús. Si hubiesen obedecido
intrépidamente a las convicciones de su conciencia le habrían segui-
do. Su capacidad habría sido aceptada y empleada para el servicio
de Cristo, si se la hubiesen ofrecido. Pero, frente a los ceñudos sacer-
dotes y celosos gobernantes, no tenían fuerza moral para confesar a
Cristo y aventurar su reputación en relación con el humilde Galileo.
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El que conoce todos los corazones comprendía esto. Si los educa-
dos y nobles no querían hacer la obra para la cual estaban preparados,
Cristo iba a elegir hombres que serían obedientes y fieles en hacer
su voluntad. Eligió a hombres humildes y los relacionó consigo, a
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