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Capítulo 2—Los fundamentos de la verdadera
educación
La verdadera educación es una ciencia grandiosa, porque se
funda en el temor del Señor, que es el principio de la sabiduría.
Cristo es el más grande Maestro que este mundo haya conocido; y
no es del agrado del Señor Jesús que los súbditos de su reino, por
los cuales murió, sean educados de manera tal que sean inducidos a
colocar la sabiduría de los hombres en primera línea y releguen la
sabiduría de Dios, según se revela en su Santa Palabra, a la última
fila. La verdadera educación preparará a los niños y los jóvenes
para la vida presente y la venidera, para una herencia en la patria
mejor, es decir, la celestial. Deben ser preparados para la patria
hacia la cual miraron los patriarcas y los profetas. “Conforme a
la fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino
mirándolas de lejos, y creyéndolas, y saludándolas, y confesando
que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra. Porque los que
esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria. Que
si se acordaran de aquella de donde salieron, cierto tenían tiempo
para volverse: empero deseaban la mejor, es a saber, la celestial; por
lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos: porque les
había aparejado ciudad”.
El método general de educar a la juventud no alcanza la norma
de la verdadera educación. Conceptos ateos se encuentran entreteji-
dos en las materias expuestas en los libros de texto, y los oráculos
de Dios están colocados en una luz equívoca y aun objetable. Así la
mente de los jóvenes se familiariza con las sugestiones de Satanás, y
las dudas una vez acariciadas llegan a ser hechos positivos para los
que las abrigaron, y la investigación científica se vuelve engañosa
en virtud de la forma en que sus descubrimientos son interpretados
y pervertidos. Los hombres se permiten emplazar la Palabra de Dios
ante un tribunal finito, se pronuncia sentencia sobre la inspiración de
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Dios de acuerdo con la estimación finita, y se hace aparecer a la ver-
dad de Dios como una cosa dudosa frente a los anales de la ciencia.
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