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Capítulo 70—Un mensaje para nuestros jóvenes
Hay libros de vital importancia los cuales ni miran nuestros
jóvenes, debido a que no son tan interesantes para ellos como alguna
lectura liviana.
Debiéramos aconsejar a nuestros jóvenes que echen mano de
ese material de lectura como cosa recomendable para la edificación
del carácter cristiano. Los puntos más esenciales de nuestra fe de-
bieran grabarse en la memoria de nuestros jóvenes. Han tenido una
vislumbre de dichas verdades, pero no una familiaridad tal con ellas
que los induzca a considerar su estudio favorablemente. Nuestros
jóvenes debieran leer aquello que tenga sobre su ánimo un efecto
saludable y santificador. Esto es lo que necesitan a fin de poder
discernir lo que es religión verdadera. Hay mucha lectura buena que
no es santificadora.
Ahora es nuestro momento y oportunidad de trabajar por la
juventud. Decidles que estamos ahora en una crisis peligrosa, y
necesitamos saber discernir la verdadera piedad. Nuestra juventud
necesita ser ayudada, levantada y alentada, pero de la manera debida;
no, por ejemplo, como ella lo querría, sino de la manera que le ayude
a tener mentes santificadas. Necesitan religión buena y santificadora
más que cualquier otra cosa.
Yo no espero vivir mucho tiempo. Mi obra está casi hecha. Decid
a nuestra juventud que deseo que mis palabras la estimulen a aquella
manera de vida que ha de ser más atrayente a las inteligencias
celestiales y que su influencia sobre otros sea la más ennoblecedora.
En visiones de la noche estuve eligiendo y poniendo aparte libros
que no son de beneficio alguno para los jóvenes. Debiéramos escoger
para ellos libros que los estimulen a una vida sincera y los guíen a la
comprensión de la Palabra. Esto me ha sido presentado en lo pasado,
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y pensé presentároslo para asegurarlo. No podemos dar a nuestra
juventud lectura inútil. Se necesitan libros que sean una bendición
para la mente y el alma. Estas cosas se consideran con demasiada
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