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La Educación Cristiana
No es bueno llenar la mente de estudios que requieren intensa
aplicación, pero que de nada valen para fines prácticos. Semejante
educación será una pérdida para el estudiante, pues estos estudios
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disminuyen el interés y la afición del joven por los que lo prepararían
para una vida provechosa y lo harían capaz de cumplir con sus
responsabilidades. Una educación práctica vale mucho más que
cualquier acopio de meras teorías. No basta tener conocimiento.
Tenemos que saber también cómo aprovecharlos debidamente.
El tiempo, los recursos, y el estudio que tanto se gastan en una
educación relativamente inútil deberían dedicarse a adquirir una
educación que hiciera hombres y mujeres prácticos, capaces de
llevar las responsabilidades de la vida. Semejante educación será en
extremo valiosa.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos
acerca de la Educación Cristiana, 365-374
.
Educación del corazón
Necesitamos conocimientos que robustezcan la mente y el alma,
y nos hagan mejores hombres y mujeres. La educación del corazón
es mucho más importante que lo aprendido de los libros. Es bueno,
hasta esencial, poseer cierto conocimiento del mundo en que vivi-
mos; pero si no tenemos en cuenta la eternidad, experimentaremos
un fracaso del cual jamás nos repondremos. ...
Si la juventud se diera cuenta de su propia debilidad, encontraría
su fuerza en Dios. Si permitiera que Dios le diese enseñanza, se haría
sabia en la sabiduría divina, y su vida redundaría en bendiciones para
el mundo. Pero si dedica su inteligencia al mero estudio mundano y
especulativo, y así se separa de Dios, perderá cuanto enriquece la
vida.—
El Ministerio de Curación, 356
.
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