Página 37 - La Edificaci

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Tres héroes intrépidos
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afectará esto mis perspectivas mundanas si lo hago? Con el más
intenso anhelo, los hijos de Dios desean saber lo que el Señor quiere
que hagan, para que sus obras lo glorifiquen. Dios ha hecho amplia
provisión para que los corazones y las vidas de todos sus seguidores
puedan ser dominados por su divina gracia, a fin de que sean una luz
ardiente y brillante en el mundo.
Estos fieles hebreos poseían gran capacidad natural, habían dis-
frutado de la más alta cultura intelectual, y ahora ocupaban una
posición de honor; pero todo esto no los indujo a olvidar a Dios.
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Sus facultades estaban sometidas a la influencia santificadora de la
gracia divina. En virtud de su integridad perseverante, manifestaron
las alabanzas de Aquel que los había llamado de las tinieblas a su
luz admirable. En su maravillosa liberación quedó desplegado, ante
la vasta asamblea, el poder y la majestad de Dios. Jesús mismo se
colocó a su lado en el horno ardiente, y por la gloria de su presencia
convenció al orgulloso monarca de Babilonia que no podía ser otro
sino el Hijo de Dios. La luz del cielo había estado reflejándose en
Daniel y sus compañeros, hasta que todos sus asociados captaron la
fe que ennoblecía su vida y hermoseaba su carácter. Por la liberación
de sus fieles siervos, el Señor declara que él apoyará a los oprimidos,
y derrocará todos los poderes que quieren hollar la autoridad del
Dios del cielo.
Una lección para los medrosos
¡Qué lección se da aquí a los medrosos, los vacilantes, los cobar-
des en la causa de Dios! ¡Qué ánimo para los que no se dejan desviar
del deber por las amenazas o el peligro! Estos personajes fieles y
perseverantes ejemplifican la santificación, aunque no pretenden re-
clamar este alto honor. La cantidad de bien que puede realizarse por
medio de los cristianos comparativamente oscuros pero devotos, no
puede estimarse hasta que los registros de la vida sean publicados,
cuando el Juez se siente y los libros se abran.
Cristo identifica su interés con esta clase; él no se avergüenza de
llamarlos hermanos. Debería haber centenares de personas donde
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ahora hay una sola, tan estrechamente aliadas con Dios, que tengan
sus vidas en tan completa conformidad con su voluntad, que sean
luces brillantes, totalmente santificadas en alma, cuerpo y espíritu.