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La transformación del carácter de Juan
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estaban especialmente excitados. Que el que ellos tan altamente
reverenciaban fuera tratado de esta suerte, les parecía un crimen
demasiado grande para ser pasado por alto sin un castigo inmediato.
En su celo le dijeron: “Señor, ¿quieres que mandemos que descienda
fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?”
Lucas 9:54
. Se
referían a la destrucción de dos capitanes y sus compañías enviados
para tomar al profeta Elías.
Jesús reprendió a sus discípulos diciendo: “Vosotros no sabéis de
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qué espíritu sois; porque el Hijo del hombre no ha venido para perder
las almas de los hombres, sino para salvarlas”.
Lucas 9:55, 56
. Juan
y los otros discípulos estaban en una escuela, en la cual Cristo era el
Maestro. Los que estaban listos para ver sus propios defectos, y se
sentían ansiosos de mejorar su carácter, tenían amplia oportunidad
de lograrlo. Juan atesoraba cada lección, y constantemente trataba
de colocar su vida en armonía con el Modelo divino. Las lecciones
de Jesús, que enseñaban que la mansedumbre, la humildad y el amor
eran esenciales para el crecimiento en la gracia, y un requisito que
los capacitaba para su trabajo, eran del más alto valor para Juan.
Estas lecciones nos son dirigidas a nosotros como individuos y como
hermanos en la iglesia, así como a los primeros discípulos de Cristo.
Juan y Judas
Puede obtenerse una lección instructiva del notable contraste
entre el carácter de Juan y el de Judas. Juan era una ilustración
viva de santificación. Por el otro lado, Judas poseía una forma de
piedad, mientras su carácter era más satánico que divino. Profesaba
ser discípulo de Cristo, pero en palabras y obras lo negaba.
Judas tenía las mismas preciosas oportunidades que Juan para
estudiar e imitar el Modelo. Escuchaba las lecciones de Cristo, y
su carácter debía haberse transformado por la gracia divina. Pero
mientras Juan luchaba fervorosamente contra sus propias faltas, y
trataba de asimilarse a Cristo, Judas estaba violando su concien-
cia, cediendo a la tentación, y formando en su persona hábitos de
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deshonestidad que lo iban a transformar a la imagen de Satanás.
Estos dos discípulos representan el mundo cristiano. Todos pro-
fesan ser seguidores de Cristo; pero mientras una clase anda en
humildad y mansedumbre, aprendiendo de Jesús, la otra muestra que