Página 69 - La Edificaci

Basic HTML Version

Alcancemos un carácter perfecto
65
Cristo, y las hallará ligeras. Alzará su vista con valor y confianza y
dirá: “Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para
guardar mi depósito para aquel día”.
2 Timoteo 1:12
.
Si hacemos frente a obstáculos en nuestra senda, y los vencemos
fielmente; si hallamos oposición y vituperio, y en el nombre de Cristo
obtenemos la victoria; si llevamos responsabilidades y cumplimos
nuestros deberes con el espíritu de nuestro Maestro, entonces, por
cierto, obtenemos un precioso conocimiento de su fidelidad y poder.
No dependemos más de la experiencia de otros, porque tenemos el
testimonio en nosotros mismos. A semejanza de los samaritanos de
antaño, podemos decir: “Nosotros mismos hemos oído, y sabemos
que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo”.
Juan
4:42
.
Cuanto más contemplemos el carácter de Cristo, y cuanto más
experimentemos su poder salvador, más agudamente nos daremos
cuenta de nuestra propia debilidad e imperfección, y más fervien-
temente consideraremos a Cristo como nuestra fortaleza y nuestro
Redentor. No tenemos poder en nosotros mismos para limpiar el
templo del alma de su contaminación; pero cuando nos arrepentimos
de nuestros pecados contra Dios, y buscamos el perdón en virtud
de los méritos de Cristo, él impartirá esa fe que obra por amor y
purifica el corazón. Por fe en Cristo, y por la obediencia de la ley
de Dios, podemos ser santificados, y así obtener la preparación pa-
ra asociarnos con los santos ángeles y con los redimidos de albos
mantos en el reino de gloria.
[83]
Es nuestro privilegio unirnos con Cristo
No es solamente el privilegio sino también el deber de todo
cristiano mantener una íntima unión con Cristo, y tener una rica
experiencia en las cosas de Dios. Entonces su vida será fructífera
en buenas obras. Dijo Cristo: “En esto es glorificado mi Padre, en
que llevéis mucho fruto”.
Juan 15:8
. Cuando leemos acerca de la
vida de hombres que han sido eminentes por su piedad, a menudo
consideramos su experiencia y sus conquistas como muy fuera de
nuestro alcance. Pero éste no es el caso. Cristo murió por todos; y se
nos asegura en su Palabra que él está más dispuesto a dar su Espíritu
Santo a los que se lo piden que los padres terrenales a dar buenas