Una vida de progreso constante
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nosotros mismos a Aquel que lo ha sacrificado todo por nosotros?
¿Podemos elegir la amistad del mundo antes que el honor inmortal
que Cristo nos confiere, es a saber, “que se siente conmigo en mi
trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su
trono”?
Apocalipsis 3:21
.
Una obra progresiva
La santificación es una obra progresiva. Los pasos sucesivos,
según se los presenta en las palabras de Pedro, son los siguientes:
“Poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe vir-
tud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio;
al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad,
afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas
están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto
en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”. “Por lo
cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y
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elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de
esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino
eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
2 Pedro 1:5-8, 10,
11
.
He aquí una conducta en virtud de la cual se nos asegura que
nunca caeremos. Los que están así trabajando según el plan de la
adición para obtener las gracias de Cristo, tienen la seguridad de que
Dios obrará según el plan de la multiplicación al concederles los
dones de su Espíritu. Pedro se dirige a los que obtuvieron la preciosa
fe: “Gracia y paz os sean multiplicadas en el conocimiento de Dios
y de nuestro Señor Jesús”.
2 Pedro 1:2
.
Por la gracia divina, todos los que quieren pueden ascender los
brillantes escalones que unen la tierra con el cielo, y por fin “con
alegría” y “gozo perpetuo” (
Isaías 35:10
), entrarán por las puertas
en la ciudad de Dios.
Nuestro Salvador reclama todo lo que tenemos; pide nuestros
primeros y más santos pensamientos, nuestros más puros y más
intensos afectos. Si en realidad somos participantes de la naturaleza
divina, su alabanza estará continuamente en nuestros corazones y
en nuestros labios. Nuestra única seguridad es entregar todo lo que