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Biografías bíblicas
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para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy”. “Mi pacto
con él fue de vida y de paz. Se las di para que me temiera; y tuvo
temor de mí, y ante mi nombre estuvo humillado [...] en paz y en
justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la maldad
Los levitas, como ministros del santuario, no recibieron tierras
por herencia; moraban juntos en ciudades apartadas para su uso, y su
sostén lo constituían las ofrendas y los diezmos dedicados al servicio
de Dios. Eran los maestros del pueblo, huéspedes de todas sus fiestas,
y honrados por todas partes como siervos y representantes de Dios.
Toda la nación recibió el mandato: “Ten cuidado de no desamparar
al levita en todos tus días sobre la tierra”. “Por lo cual Leví no tuvo
parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad, como
Jehová tu Dios le dijo
La victoria por la fe
El caso de Israel ilustra la verdad de que el hombre “cual es su
pensamiento en su corazón, tal es él
Cuando se encontraban en
la frontera de la tierra de Canaán, los espías, después de recorrerla,
presentaron su informe. Perdieron de vista la belleza y la fertilidad
de la tierra, por temor a las dificultades que presentaría la invasión.
Las ciudades rodeadas de altas murallas, los guerreros gigantescos,
los férreos carros de guerra, debilitaron su fe. Al excluir a Dios,
la multitud se hizo eco de la decisión de los espías incrédulos:
“No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que
nosotros
Sus palabras resultaron ciertas. No pudieron subir y
consumieron sus vidas en el desierto.
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Sin embargo, entre los doce que vieron la tierra, hubo dos que
razonaron de otro modo. “Más podremos nosotros que ellos
decían, considerando que la promesa de Dios era superior a los
gigantes, las ciudades amuralladas o los carros de hierro. Para ellos,
su palabra era cierta. Aunque compartieron con sus hermanos los
cuarenta años de peregrinación, Caleb y Josué entraron en la tierra
prometida. El primero, tan valiente como cuando salió de Egipto con
las huestes del Señor, pidió y recibió como porción la fortaleza de
los gigantes. Gracias al poder de Dios, expulsó a los cananeos. Fue
dueño de los viñedos y bosquecillos de olivos que sus pies habían