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Poesía y canto
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De Jacob saldrá el vencedor
y destruirá lo que quede de la ciudad
La melodía de la alabanza es la atmósfera del cielo; y cuando el
cielo se pone en contacto con la tierra, se oye música y alabanza,
“alegría y gozo, alabanza y voces de canto
Por encima de la tierra recién creada, hermosa e inmaculada,
bajo la sonrisa de Dios, “alababan todas las estrellas del alba, y se
regocijaban todos los hijos de Dios
Los corazones humanos, al
identificarse con el cielo, han respondido a la bondad de Dios con
notas de alabanza. Muchos de los eventos de la historia humana han
estado ligados al canto.
El primer himno que registra la Biblia, que haya brotado de
labios humanos, es la gloriosa expresión de agradecimiento de las
huestes de Israel junto al Mar Rojo:
“Cantaré yo a Jehová,
porque se ha cubierto de gloria;
ha echado en el mar al caballo y al jinete.
Jehová es mi fortaleza y mi cántico.
Ha sido mi salvación.
Este es mi Dios, a quien yo alabaré;
el Dios de mi padre, a quien yo enalteceré”.
“Tu diestra, Jehová, ha magnificado su poder.
Tu diestra, Jehová, ha aplastado al enemigo”
“¿Quién como tú, Jehová, entre los dioses?
¿Quién como tú, magnífico en santidad,
terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?”
[147]
“¡Jehová reinará eternamente y para siempre! [...]
Cantad a Jehová, porque se ha cubierto de gloria;
ha echado en el mar al caballo y al jinete
Grandes han sido las bendiciones recibidas por los hombres en
respuesta a los himnos de alabanza. Las pocas palabras que resumen
un incidente del viaje de Israel por el desierto, contienen una lección
digna de nuestra reflexión:
“De allí vinieron a Beer: este es el pozo del cual Jehová dijo a
Moisés: Reúne al pueblo, y les daré agua
“Entonces cantó Israel
este cántico: