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La historia y la profecía
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sí mismos y para los demás, y un honor para su Creador. Todos los
que quieran pueden identificarse con este propósito. De ellos se dirá:
“Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará
Dios ha revelado en su ley los principios básicos de toda pros-
peridad verdadera, tanto de las naciones como de los individuos.
“Porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia”, declaró
Moisés a los israelitas, refiriéndose a la ley de Dios. “Porque no os
es cosa vana; es vuestra vida
Las bendiciones así aseguradas a
Israel, se prometen en las mismas condiciones y en el mismo grado
a toda nación y a todo individuo que existe debajo del amplio cielo.
El poder que ejerce todo gobernante en la tierra, se lo otorga
el cielo, y su éxito depende de cómo lo ejerce. El Atalaya divino
dice a cada cual: “Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste
Y
para todos constituyen una lección de vida las palabras dirigidas a
Nabucodonosor: “Redime tus pecados con justicia, y tus iniquidades
haciendo misericordias con los oprimidos, pues tal vez será eso una
prolongación de tu tranquilidad
Comprender todo esto, comprender que “la justicia engrandece a
la nación”; que “con la justicia será afirmado el trono” y con “mise-
ricordia
reconocer la obra de estos principios en la manifestación
del poder que “quita reyes, y pone reyes
es comprender la filosofía
de la historia.
Únicamente en la Palabra de Dios está esto claramente expuesto.
En ella se muestra que la fuerza de las naciones, lo mismo que la de
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los individuos, no se encuentra en las oportunidades o medios que
parecen hacerlos invencibles; ni tampoco en su pregonada grandeza.
Se mide por la fidelidad con que cumplen el propósito de Dios.
En la historia de la antigua Babilonia tenemos una ilustración
de esta verdad. El verdadero propósito del gobierno nacional se le
presentó al rey Nabucodonosor bajo la figura de un gran árbol, cuya
“copa llegaba hasta el cielo y se le alcanzaba a ver desde todos los
confines de la tierra. Su follaje era hermoso, su fruto abundante y
había en él alimento para todos. Debajo de él, a su sombra, se ponían
las bestias del campo, en sus ramas anidaban las aves del cielo
Esta figura muestra el carácter de un gobierno que cumple el
propósito de Dios, un gobierno que protege y edifica a la nación.
Dios engrandeció a Babilonia para que cumpliera ese propósito.
La nación prosperó hasta llegar a una altura de riqueza y poder