Capítulo 21—El estudio de la fisiología
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“Asombrosa y maravillosamente he sido formado” (VM).
Puesto que la mente y el alma hallan expresión por medio del
cuerpo, tanto la fortaleza mental como la espiritual dependen en
gran parte de la fuerza y la actividad físicas; todo lo que promueva
la salud física, promueve el desarrollo de una mente fuerte y un
carácter equilibrado. Sin salud, nadie puede comprender en forma
clara ni cumplir completamente sus obligaciones hacia sí mismo, sus
semejantes, o su Creador. Ha de cuidarse, por lo tanto, tan fielmente
la salud como el carácter. El conocimiento de la fisiología y la
higiene debe ser la base de todo esfuerzo educativo.
Aunque está tan difundido el conocimiento de los hechos fi-
siológicos, se nota una alarmante indiferencia hacia los principios
higiénicos. Aun entre los que conocen esos principios, son pocos
aquellos que los practican. Se sigue tan ciegamente el impulso o la
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inclinación, como si la vida fuera regida por la mera casualidad, más
bien que por leyes permanentes e invariables.
La juventud, que está en la frescura y en la flor de la vida, no
valora su gran fortaleza. ¡Con cuánta ligereza considera un tesoro
más precioso que el oro, más esencial para el progreso que el saber,
la alcurnia o las riquezas! ¡Con qué precipitación lo despilfarra!
¡Cuántos hay que, después de sacrificar la salud en la lucha por
obtener riquezas o poder, cuando están a punto de lograr su objetivo,
caen impotentes, mientras que otro, poseedor de una resistencia
física superior, se apropia del anhelado premio! ¡Cuántos son los
que, a causa de condiciones morbosas, consecuencia del descuido
de las leyes de la higiene, han adquirido malas costumbres, y han
sacrificado toda esperanza para este mundo y el venidero!
Al estudiar fisiología, debe enseñarse a los alumnos a apreciar el
valor de la energía física, y cómo se la puede conservar y desarrollar
para que contribuya en el mayor grado posible al éxito en la gran
lucha de la vida.
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