Página 206 - La Educaci

Basic HTML Version

Capítulo 27—Los modales
“El amor [...] no hace nada indebido”.
1 Corintios 13:5
.
Poco se aprecia el valor de la cortesía. Muchos cuyos corazones
son bondadosos, tienen modales que carecen de bondad. Muchos
que inspiran respeto por su sinceridad y rectitud, están tristemente
desprovistos de afabilidad. Esta falla malogra su propia felicidad, y
reduce su servicio en favor de los demás. Los descorteses sacrifican
muchas de las experiencias más dulces y beneficiosas de la vida, con
frecuencia debido a su falta de reflexión.
Los padres y maestros deberían cultivar especialmente la alegría
y la cortesía. Todos pueden poseer un rostro feliz, una voz suave y
modales corteses; y estos son elementos poderosos. Los niños se
sienten atraídos por los modales alegres y animosos. Si los tratan
con bondad y cortesía, manifestaran el mismo espíritu hacia ustedes
y entre sí.
[216]
No se aprende la verdadera cortesía solamente practicando las
reglas de urbanidad. En todo momento debe observarse un com-
portamiento adecuado; dondequiera que no haya que transigir con
los principios, la consideración hacia los demás guiará a adaptarse
a costumbres aceptadas; pero la verdadera cortesía no requiere el
sacrificio de los principios en aras de los convencionalismos so-
ciales. No sabe de castas. Enseña el respeto propio, el respeto a la
dignidad del hombre en su calidad de tal, y la consideración hacia
todo miembro de la gran confraternidad humana.
Existe el peligro de concederle demasiado valor a la mera forma
y a los modales, y dedicar demasiado tiempo a la educación en este
aspecto. La vida de esfuerzo persistente requerida de todo joven,
el trabajo duro y a menudo desagradable que requieren incluso los
trabajos comunes de la vida, y mucho más cuando se trata de aligerar
la pesada carga de ignorancia y desgracia del mundo, le dejan poco
lugar a los convencionalismos.
202