Página 209 - La Educaci

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Los modales
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También se debe manifestar reverencia hacia el nombre de Dios.
Nunca se lo debiera pronunciar a la ligera o con indiferencia. Hasta
en la oración habría que evitar su repetición frecuente o innecesaria.
“Santo y temible es su nombre
Los ángeles, al pronunciarlo,
cubren sus rostros. ¡Con cuánta reverencia deberíamos pronunciarlo
nosotros que somos caídos y pecadores!
Tenemos que reverenciar la Palabra de Dios. Debemos mani-
festar respeto por cada ejemplar de ella, no darle usos comunes ni
manejarlo descuidadamente. Nunca se debe citar la Escritura en bro-
ma, ni usada para decir un chiste. “Toda palabra de Dios es limpia”.
“Como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces
Sobre todo se debe enseñar a los niños que la verdadera reveren-
cia se manifiesta por medio de la obediencia. Nada de lo que Dios ha
ordenado carece de importancia y no hay otra manera de manifestar
reverencia que tanto le agrade como la obediencia a lo que él ha
dicho.
Se debe respetar a los representantes de Dios: pastores, maestros
y padres, llamados a hablar y actuar en su lugar. Se honra a Dios
cuando se manifiesta respeto por ellos.
Y Dios ha mandado especialmente que se manifieste tierno res-
peto hacia los ancianos. “Corona de honra es la vejez que se halla en
el camino de justicia
Habla de batallas que se libraron y victorias
que se ganaron; de responsabilidades que se asumieron y de tenta-
ciones que se resistieron. Habla de pies cansados que se acercan al
descanso, de puestos que pronto quedarán vacantes. Ayúdese a los
niños a pensar en esto, y entonces allanarán el camino de los ancia-
nos mediante su cortesía y su respeto, y añadirán gracia y belleza a
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sus jóvenes vidas si prestan atención a este mandato: “Delante de
las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano
Los padres, las madres y los maestros necesitan apreciar más
plenamente la responsabilidad y el honor que Dios les ha conferido
al hacerlos, con respecto al niño, sus propios representantes. El
carácter que manifiesten en su conducta de todos los días, le servirá
al niño para interpretar, para bien o para mal, estas palabras de Dios:
“Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová
de los que le temen”. “Como aquel a quien consuela su madre, así
os consolaré yo a vosotros