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La Educación
No se envanece;
No hace nada indebido,
No busca lo suyo,
No se irrita, no guarda rencor;
No se goza de la injusticia,
Mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree,
Todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser
Otro don precioso que debería ser cuidadosamente cultivado es
la reverencia. La verdadera reverencia hacia Dios tiene su origen
en la comprensión de su infinita grandeza, y en la sensación de su
presencia. El corazón de todo niño debe ser profundamente impre-
sionado por esta presencia del Invisible. Debe enseñarse al niño
a considerar sagrados la hora y el lugar de la oración y los cultos
públicos, porque Dios está en ellos. Y al manifestar reverencia en la
actitud y la conducta, el sentimiento que lo inspire se profundizará.
Convendría tanto a los jóvenes como a los ancianos estudiar,
meditar y a menudo repetir las palabras de la Santa Escritura que ex-
plican cómo debería considerarse el lugar señalado por la presencia
especial de Dios.
“No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en
que tú estás, tierra santa es
Jacob, después de contemplar la visión de los ángeles, exclamó:
“Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. [...] No es
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otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo
“Mas Jehová está
en su santo templo; calle delante de él toda la tierra
“Porque Jehová es Dios grande,
Y Rey grande sobre todos los dioses [...].
Venid, adoremos y postrémonos;
Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor”.
“Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre