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Capítulo 31—La obra de la vida
“Una cosa hago”.
Filipenses 3:13
.
El éxito en cualquier actividad requiere una meta definida. El
que desea lograr verdadero éxito en la vida debe mantener cons-
tantemente en vista esa meta digna de su esfuerzo. Esa es la que
se propone hoy a los jóvenes. El propósito señalado por el cielo de
predicar el evangelio al mundo en esta generación, es el más noble
que pueda atraer a cualquier ser humano. Ofrece un campo de acción
a todo aquel cuyo corazón ha sido conmovido por Cristo.
El propósito de Dios para los niños que crecen en nuestros hoga-
res es más amplio, más profundo y más elevado de lo que ha logrado
abarcar nuestra restringida visión. En lo pasado, Dios ha llamado a
personas del origen más humilde a las cuales consideró fieles, para
que dieran testimonio acerca de él en los lugares más encumbrados
del mundo. Y más de un joven de hoy día que se esté desarrollando
como lo hacía Daniel en su hogar de Judea, estudiando la Palabra
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de Dios y sus obras, y aprendiendo lecciones de servicio fiel, se
hallará ante asambleas legislativas, en tribunales de justicia o en
cortes reales, como testigo del Rey de reyes. Multitudes serán llama-
das a ejercer un ministerio más amplio. El mundo entero se abre al
evangelio. Etiopía tiende sus manos a Dios. Desde el Japón, la China
y la India, de los países que todavía están en tinieblas en nuestro
continente, de toda región del mundo, llega el clamor de corazones
heridos por el pecado que anhelan conocer al Dios de amor. Hay
millones y millones que no han oído siquiera hablar de Dios ni de su
amor revelado en Cristo. Tienen derecho a recibir ese conocimiento.
Tienen tanto derecho como nosotros a participar de la misericordia
del Salvador. Y a los que hemos recibido este conocimiento, junto
con nuestros hijos a quienes podemos impartirlo, nos toca responder
a su clamor. A toda casa y toda escuela, a todo padre, maestro y niño
sobre los cuales ha brillado la luz del evangelio, se formula en este
momento crítico la pregunta que se le hizo a Ester en aquella crisis
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