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Capítulo 35—La escuela del más allá
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“Verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes”.
Apocalipsis
22:4
.
El cielo es una escuela; su campo de estudio, el universo; su
maestro, el Ser infinito. En el Edén se estableció una filial de esa
escuela y, una vez consumado el plan de redención, se reanudará la
educación en la escuela del Edén.
“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de
hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman
Úni-
camente por medio de su Palabra se puede obtener el conocimiento
de estas cosas, y aun así se obtiene solo una revelación parcial.
El profeta de Patmos describe así la sede de la escuela futura:
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y
la primera tierra pasaron [...]. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva
Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una
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esposa hermoseada para su marido
“La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen
en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su
lumbrera
Entre la escuela establecida al principio en el Edén y la escuela
futura, se extiende todo el período de la historia de este mundo,
historia de la transgresión y el sufrimiento humano, del sacrificio
divino y de la victoria sobre la muerte y el pecado. En la escuela de la
vida futura no se hallarán todas las condiciones de la primera escuela
del Edén. Ningún árbol del conocimiento del bien y del mal ofrecerá
oportunidad a la tentación. No hay allí tentador ni posibilidad de
injusticia. Todos los caracteres habrán resistido la prueba del mal, y
habrán dejado de ser susceptibles a su poder.
“Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual
está en medio del paraíso de Dios
La participación del árbol de la
vida en el Edén era condicional, y finalmente fue suprimida. Pero
los dones de la vida futura son absolutos y eternos.
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