Página 75 - La Educaci

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Capítulo 9—Una ilustración de los métodos de
Cristo
“He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me
diste”.
Juan 17:6.
La ilustración más completa de los métodos de Cristo como
maestro, se encuentra en la educación que él dio a los doce primeros
discípulos. Esos hombres debían llevar grandes responsabilidades.
Los había escogido porque podía infundirles su Espíritu y prepa-
rarlos para impulsar su obra en la tierra una vez que él se fuera. A
ellos más que a nadie les concedió la ventaja de su compañía. Por
medio de su relación personal dejó su sello en estos colaboradores
escogidos. “La vida fue manifestada—dice Juan, el amado—, y la
hemos visto, y testificamos
Solamente por medio de una comunión tal—la comunión de la
mente con la mente, del corazón con el corazón, de lo humano con
lo divino—se puede transmitir esa energía vivificadora, transmisión
que constituye el papel de la verdadera educación. Únicamente la
vida engendra vida.
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En la educación de sus discípulos, el Salvador siguió el sistema
de educación establecido al principio. Los primeros doce escogidos,
junto con unos pocos que, para atender sus necesidades, estaban de
vez en cuando en relación con ellos, formaban la familia de Jesús.
Estaban con él en la casa, junto a la mesa, en la intimidad, en el
campo. Lo acompañaban en sus viajes, compartían sus pruebas y
tareas y, hasta donde podían, participaban de su trabajo.
A veces les enseñaba cuando estaban sentados en la ladera de
la montaña; a veces, junto al mar, o desde la barca de un pescador;
otras, cuando iban por el camino. Cada vez que hablaba a la multitud
los discípulos formaban el círculo más cercano a él. Se agolpaban
alrededor de él para no perder nada de su instrucción. Eran oidores
atentos, anhelosos de comprender las verdades que debían enseñar
en todos los países y todos los tiempos.
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