Confiad aunque hayáis fracasado, 25 de abril
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que
prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido
por Cristo Jesús.
Filipenses 3:12
.
Para pelear con éxito en la batalla contra el pecado debéis manteneros
cerca de Jesús. No habléis de incredulidad; no tenéis excusa de hacerlo.
Cristo ha hecho un sacrificio completo por vosotros para que podáis estar
delante de Dios completos en él. Dios no se complace con nuestra falta
de fe. La incredulidad siempre separa al alma de Cristo.
No es digno de alabanza el hablar de nuestra debilidad y desánimo.
Que cada uno diga: “Me aflige el que yo ceda a la tentación, el que mis
oraciones sean tan débiles, mi fe tan débil. No tengo excusa por ser un
enano en mi vida religiosa. Pero estoy tratando de lograr un carácter
completo en Cristo. He pecado, pero todavía amo a Jesús. He caído
muchas veces, sin embargo él ha extendido su mano para salvarme. Le
he dicho todo en cuanto a mis errores. He confesado con vergüenza y
dolor que lo he deshonrado. He mirado a la cruz y he dicho: Todo esto él
sufrió por mí. El Espíritu Santo me ha mostrado mi ingratitud, mi pecado
al exponer a Cristo a abierta vergüenza. El que no conoció pecado ha
perdonado mi pecado. Me llama a una vida más elevada y más noble, y
yo me extiendo a lo que está delante”...
La humildad que lleva frutos, llenando el alma con un sentido del
amor de Dios, hablará de aquel que la abrigó en ese gran día cuando
los hombres serán recompensados de acuerdo con sus obras. Feliz será
aquel de quien pueda decirse: “El Espíritu de Dios nunca llamó en vano
al alma de este hombre. Siguió hacia adelante y hacia arriba de fuerza
en fuerza. El yo no estaba entretejido en su vida. Recibía cada mensaje
de corrección, amonestación y consejo como una bendición de Dios. Así
preparó el camino para recibir bendiciones aún mayores, porque Dios
no le habló en vano.—
Manuscrito 161, 1897
.
[125]
122