Confianza en tiempo de dificultad, 26 de abril
Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque
falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y
las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los
corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el
Dios de mi salvación.
Habacuc 3:17, 18
.
Los hijos de Dios pueden gozarse en todas las cosas y en todo
tiempo. Cuando vienen problemas y dificultades, creyendo en la sabia
providencia de Dios, podéis estar gozosos. No necesitáis un feliz vuelo
del sentimiento, sino que vuestra fe puede descansar en las promesas, y
elevar un himno de acción de gracias a Dios...
De las paredes de la cámara de la memoria deben colgar cuadros
sagrados, con visiones de Jesús, con lecciones de su verdad, con revela-
ciones de sus encantos incomparables. Si así adornamos la cámara de la
memoria no consideraríamos intolerable nuestra suerte. No hablaríamos
de las faltas de otros. Nuestras almas estarían llenas de Jesús y de su
amor. No desearíamos dictarle al Señor el camino por el cual [nos] ha
de guiar. Amaríamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo
como a nosotros mismos.
Cuando el gozo del Señor esté en el alma, no podréis reprimirlo;
desearéis contar a otros acerca del tesoro que habéis hallado; hablaréis
de Jesús y de sus encantos incomparables. Deberíamos dedicarlo todo
a él. Deberíamos educar nuestras mentes a deleitarse en las cosas que
glorifiquen a Dios; y si dedicamos a Dios nuestras facultades mentales
nuestros talentos aumentarán, y tendremos más y más habilidades para
ofrecer al Maestro. Llegaremos a ser canales de luz para otros.—
The
Review and Herald, 11 de febrero de 1890
.
A medida que aprendamos de Cristo sabremos cómo mantener nues-
tra fuerza espiritual, nos alimentaremos de la Palabra de Dios y tendre-
mos la bendita experiencia descripta por el apóstol con estas palabras:
“A quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo
veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso”.
1 Pedro 1:8
.—
Ibid
.
[126]
123