Página 145 - En los Lugares Celestiales (1968)

Basic HTML Version

El ayudador divino, 12 de mayo
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el
Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
1 Corintios
2:10
.
Cuanto más nos atengamos a la sencillez de la verdad, con tanta ma-
yor seguridad comprenderemos su profundo significado. Si el corazón
está bajo la inspiración del Espíritu de Dios puede decir: “La exposición
de tus palabras alumbra; hace entender a los simples”.
Salmos 119:130
.
Esto significa que la palabra es interpretada por el Espíritu Santo, no
solamente como si el estudiante la leyera con atención. No es la mera
letra de las palabras lo que da luz y entendimiento, sino que la Palabra
es escrita de una manera especial en el corazón, aplicada por el Espí-
ritu Santo. Cuando se comunica la luz a otros, la mente y el corazón
consagrados reciben una mayor medida de comprensión...
Cuanto más lugar uno le dé a la entrada de la Palabra de Dios, tanto
más será enriquecido intelectual y espiritualmente. Tendrá un juicio más
claro y menos torcido y su visión será más comprensiva. Su estima de
las cosas espirituales será más correcta. Su entendimiento, bajo el poder
eficaz del Espíritu Santo, se ejercerá para asimilar la verdad haciendo
de ello un beneficio personal, fortaleciendo el alma a realizar obras de
abnegación.
Agradezco al Señor con corazón, alma y voz porque él puede, me-
diante la entrada de la Palabra en el corazón, aumentar nuestras facultades
para entender distinta y claramente, no solamente las cosas espirituales
sino también las materiales con las cuales estamos relacionados.
La gracia santificadora de Dios sobre la mente humana santifica los
poderes del raciocinio. Siempre se preguntará: ¿Honrará a Dios este acto
que estoy por realizar? Siempre habrá un humilde espíritu de profunda
humildad y se pondrá menos confianza en la sabiduría humana y mucho
más en la búsqueda de Dios con la humilde oración: Enséñame tu camino
y tu voluntad. Y el Señor creará una corriente de pensamiento que será
sabio seguir.—
Carta 144, 1898
.
[142]
141