Modelo para niños y jóvenes, 26 de julio
Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con
Dios y los hombres.
Lucas 2:52
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En la tierra Cristo vivió en el hogar de un campesino. Usó las mejores
ropas que sus padres podían darle, pero eran las humildes vestiduras de
los campesinos. Anduvo por los ásperos senderos de Nazaret y subió por
las laderas de colinas y montañas. En su hogar era un trabajador incan-
sable y el registro de su vida está lleno de actos útiles. Si Cristo hubiese
pasado su vida entre los grandes y los ricos, el mundo de trabajadores
hubiera sido privado de la inspiración que el Señor deseaba que tuviesen.
Pero Cristo sabía que su obra debía comenzar consagrando la humilde
tarea de los obreros que trabajan por su pan cotidiano. Aprendió el oficio
de carpintero a fin de dar al trabajo honrado un sello de honorabilidad y
nobleza para todos los que trabajan sinceramente para la gloria de Dios.
Y los ángeles le asistían, porque Cristo estaba haciendo los negocios
de su Padre trabajando en el banco del carpintero tan ciertamente como
cuando obraba milagros para la muchedumbre. Recibió su cometido y
autoridad del más alto poder, el Soberano del cielo.
Cristo descendió a la pobreza para poder enseñarnos cuán cerca
de Dios debemos andar en nuestra vida diaria... Podía hacer trabajos,
llevar su parte al sostener la familia en su necesidad, acostumbrarse al
cansancio, y sin embargo no mostrar impaciencia. Nunca su espíritu
estaba tan lleno de los cuidados de esta vida que no pudiera dedicar
tiempo o pensamientos a las cosas celestiales. A menudo tenía comunión
con los cielos mediante el canto. Los hombres de Nazaret a menudo oían
su voz elevarse en oración y acción de gracias a Dios... Una fragante
influencia se difundía a los que estaban a su alrededor, y eran bendecidos.
Sus alabanzas parecían echar a los malos ángeles y llenar el lugar de
dulce fragancia.—
The Review and Herald, 24 de octubre de 1899
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