Página 230 - En los Lugares Celestiales (1968)

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Somos propiedad de Dios, 1 de agosto
Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros
mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Salmos 100:3
.
Dios ha creado al hombre y le ha dado todas sus facultades de cuerpo,
alma y espíritu. El Señor Jesús lo ha comprado con un precio tan pleno,
tan amplio, como para que no pudiera haber competencia. ¿Qué puede
ofrecer el hombre a Dios que no sea ya propiedad del Señor? Dios dio
las facultades y cada operación de ellas pertenece a Dios. Eso significa
que vuestra experiencia, de principio a fin, ha de estar íntimamente unida
con Cristo. El aprender las lecciones de mansedumbre y humildad de
corazón os hace participantes de los sufrimientos de Cristo y os hace
apreciar las virtudes de la vida de Cristo.
Haya una oración constante: Guárdame con tu poder, no resbalen
mis pies; no se llene mi corazón de planes ambiciosos para exaltarme...
Ayúdame, ¡oh Señor! para comprender que por mí mismo no puedo
hacer nada de una orientación verdaderamente pura. El yo, el yo, estará
continuamente activo buscando reconocimiento aun en las actividades
santísimas...
Nuestra obra individual ha de copiar el carácter de Cristo, quien dio
su vida para que nos fuera posible hacer esto. ¿Daremos la evidencia al
mundo de que somos hijos de Dios, comprados por precio y que estamos
dando frutos en el habla, en el tono de las voz y en la bondad del amor
redentor, demostrando lo que significa guardar los mandamientos de
Dios? ...
La gracia dada le costó al Cielo un precio que es imposible que
midamos. Esa gracia es nuestro tesoro más preciado, y Cristo quiere que
se comunique mediante nosotros. Es sagrada, en el nombre de Jesús, para
la salvación del alma. Es la revelación del honor de Dios, un despliegue
de su gloria.—
Manuscrito 182, 1903
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