Página 236 - En los Lugares Celestiales (1968)

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La voz del deber, 7 de agosto
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus
fuerzas.
Eclesiastés 9:10
.
La voz del deber es la voz de Dios: un guía innato dado por el Cielo.
Ya sea [que lo que hagamos] sea placentero o no, debemos realizar la
tarea que está puesta directamente en nuestro camino. Si el Señor deseara
que lleváramos un mensaje a Nínive, no le sería agradable que fuéramos
a Jope o Capernaum. Dios tiene razones para enviarnos al lugar hacia el
cual nuestros pies son dirigidos...
Las zorras pequeñas son las que echan a perder las viñas; las in-
significantes negligencias, las pequeñas deficiencias, las ínfimas faltas
de honradez, las pequeñas desviaciones de los principios, [son] las que
enceguecen el alma y la separan de Dios.
Las pequeñas cosas de la vida son las que desarrollan el espíritu y
determinan el carácter. Aquellos que descuidan las cosas pequeñas no
están preparados para sobrellevar duras pruebas cuando éstas les sobre-
vengan. Recordad que la edificación del carácter no finaliza mientras
no termina la vida. Cada día es puesto en su estructura un buen o un
mal ladrillo. Lo mismo podéis edificar en mala forma o con exactitud
y corrección levantar un hermoso templo para Dios ... La vida no está
hecha de grandes sacrificios o de maravillosas proezas, sino de cosas
pequeñas.—
The Review and Herald, 29 de diciembre de 1910
.
Todo lo que te venga a la mano para realizar, hazlo con [todas] tus
fuerzas. Realiza tu tarea gozosamente con cantos de alabanza. Si tienes
un registro limpio en los libros del cielo, nunca te enfadarás ni irritarás.
Haz que tu oración diaria sea: “Señor, ayúdame a hacer lo mejor que
pueda. Enséñame cómo realizar mejor mi trabajo. Dame energía y gozo.
Ayúdame a compartir [con otros] el servicio del amante ministerio del
Salvador”.
Considera cada deber, por humilde que sea, como sagrado porque es
parte del ministerio divino... Lleva a Cristo en todo lo que hagas.—
Carta
1, 1904
.
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