“Tened ... ferviente amor” 13 de octubre
Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor
cubrirá multitud de pecados.
1 Pedro 4:8
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Los seguidores de Cristo no mostrarán características que sean vul-
gares y egoístas, sino que revelarán en palabra, espíritu y hechos la
delicadeza de Cristo... Un espíritu dominante y altivo no es de Dios y
no debiera emplearse con creyentes o incrédulos, no importa cuán baja
pueda ser su condición. Se requiere de los cristianos que representen
a Cristo en todo su trato con aquellos por quienes ha dado su preciosa
vida...
El que continuamente contempla a Cristo lo manifestará en su espíri-
tu, en sus palabras, en su conducta. No atropellará a nadie, no tratará de
poner a las almas en fuerte tentación, o indiferentemente las dejará en el
campo de batalla de Satanás. Extenderá una mano para ayudar y tratar
de elevar a las almas al cielo. Como un obrero junto con Dios, tratará de
que los pies del tentado estén firmemente establecidos en la Roca de los
siglos...
No hay límite para el perdonador amor de Cristo... Debiéramos hacer
que comprendan los que están en peligro que los apreciamos, que no
deseamos abandonarlos. Habla con ellos, ora con ellos y exhórtalos con
amor...
La religión de la Biblia es para guiar la conducta de todo aquel que
cree sinceramente en Cristo. La Biblia debe guiarnos en nuestros deberes
diarios de la vida. Podemos hacer una profesión de ser seguidores de
Cristo y, con todo, si no somos hacedores de su Palabra, seremos como la
moneda falsa. No tendremos el sonido verdadero. Cada uno de nosotros
es un miembro de la familia humana. Nos debemos a Dios, a su amor, a
manifestar devoción por él en nuestras palabras y acciones. Nos debemos
a cada miembro de la familia humana, sea blanco o negro, excelso o
humilde; debemos tratarlo con bondad y manifestar interés por su alma.
Como miembros de una familia, somos todos hermanos... Los hijos de
Dios son ciudadanos del cielo.—
Carta 16a, 1895
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