Página 318 - En los Lugares Celestiales (1968)

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Arreglad vuestras cuentas con el cielo, 25 de octubre
De gracia recibisteis, dad de gracia.
Mateo 10:8
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Jesús dio su vida por ti. Como un niño que tiene plena confianza
en sus padres, y que no se preocupa por temor de ser defraudado y
maltratado, tú puedes descansar en Dios con perfecta confianza de que él
será para ti un amigo y un ayudador. Si depositas la custodia de tu alma a
Dios... no estarás lleno de dudas y recelos, sino que te asirás firmemente
a las promesas, seguro que Dios no te privará de ninguna cosa buena...
No es posible que esperes todas las bendiciones de Dios y no retribu-
yas con nada. Por medio de Cristo poseemos todas las cosas. Sin Cristo
no tendríamos más que pobreza, miseria y desesperanza. ¿Respondere-
mos a este amor que Dios ha derramado sobre nosotros? El ser hijos de
Dios es poseer todas las cosas. ¿Qué más puedes desear? Si el cristiano
no está contento con una herencia tal, nada puede darle contentamiento.
Estamos obligados al Señor por todo lo que poseemos. Por lo tanto,
devolvamos al Dador todo lo que reclama como suyo. No cometamos un
robo contra Dios...
El que amó tanto al hombre que vino desde regiones de bienaventu-
ranza, desde su trono real, y se humilló a sí mismo cubriendo su divinidad
con la humanidad, nos ha dado una inequívoca muestra de su amor y
del valor que da al hombre. El que ha hecho por nosotros este infinito
sacrificio nos constriñe a estimar el valor de un alma, haciendo el balance
entre la ganancia terrenal y la pérdida celestial; entre el éxito temporal y
la pérdida eterna...
Cristo desvía tu mirada de lo terrenal hacia lo celestial. Te invita a
colocar tus tesoros arriba...
Te ruego que envíes tu tesoro delante de ti al cielo, usando los bienes
del Señor para el adelanto de su causa en la tierra... Arregla tus cuentas
con el alto cielo.—
Carta 65, 1884
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