Valor intrépido, 16 de noviembre
Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento
vuestro corazón.
Salmos 31:24
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Los recursos del Cielo son ilimitados y están todos a nuestra disposi-
ción... ¿No se les han presentado a los que siguen a Cristo las más altas
virtudes para ser cultivadas, los mayores honores para ser ganados? Dios
les pide que participen en una carrera en la que todos pueden ganar. Les
pide que se alisten en una guerra en la que cada uno puede ser triunfador.
Un manto de justicia y una corona de vida eterna: ésa es la recompensa
puesta ante el vencedor.
Los habitantes del universo celestial esperan que los seguidores de
Cristo brillen como luces en el mundo. Han de manifestar el poder de la
gracia concedida a los hombres por la muerte de Cristo. Dios espera que
los que profesan ser cristianos revelen en su vida el más alto grado de
desarrollo de cristianismo. Han de ser reconocidos como representantes
de Cristo. Su obra consiste en mostrar que el cristianismo es una realidad.
Han de ser hombres de fe, hombres de crecimiento constante, hombres de
valor, hombres íntegros, que sin discutir confíen en Dios y sus promesas.
Dios necesita hombres de valor intrépido, hombres llenos de espe-
ranza, fe y confianza, que se regocijen pensando en el triunfo final y
rehúsen rendirse ante los obstáculos. Aquel que se adhiere firmemente a
los principios de la verdad tiene la certeza de que sus puntos de carácter
más débiles pueden transformarse en los más fuertes. Los ángeles del
cielo están junto al que lucha para poner su vida en armonía con Dios
y su santa ley... Que los que están bajo la bandera ensangrentada del
Príncipe Emanuel no hagan nada que haya de deshonrar la causa por
la cual están luchando. Cristo espera que sus soldados sean valientes,
leales y veraces.—
The Review and Herald, 18 de febrero de 1904
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