Mensajes de advertencia, 2 de diciembre
Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo
del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en
casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el
diluvio y los destruyó a todos.
Lucas 17:26, 27
.
El Señor Dios de Israel es celoso de su honra. ¿Cómo entonces,
pregunto, considera él a los habitantes de este mundo, que viven en
su casa, y de su liberal tesoro son provistos con alimento y vestido,
pero nunca le dicen “gracias”? Se olvidan de sus bondades. Son como
los habitantes del mundo antediluviano, que fueron destruidos porque
obraban continuamente en oposición a su Creador.
De los antediluvianos leemos: “Y vio Jehová que la maldad de los
hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos
del corazón de ellos era de continuo solamente el mal... Dijo, pues, Dios
a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de
violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra”.
Génesis 6:5, 13
.
Dios advirtió a los habitantes del mundo antiguo de lo que se pro-
ponía hacer para limpiar la tierra de su impureza. Pero ellos se rieron
con desprecio de lo que consideraron predicciones supersticiosas. Se
burlaron del aviso de Noé sobre un diluvio próximo.
Cuando Cristo estuvo en la tierra amonestó sobre lo que le sucedería
a Jerusalén porque el pueblo había rechazado la verdad, menospreciando
los mensajes que Dios había enviado. Pero su advertencia fue desoída.
El Señor nos ha enviado, mediante sus embajadores, mensajes de
advertencia declarando que el fin de todas las cosas se está acercando.
Algunos escucharán esas amonestaciones, pero la gran mayoría no les
prestará atención.
Así será cuando Cristo venga. Agricultores, comerciantes, abogados,
fabricantes, estarán completamente ocupados con sus negocios y el día
del Señor vendrá sobre ellos como lazo.—
Manuscrito 161, 1897
.
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